Otras corrientes del siglo XX: principales temas y representantes
El siglo XX representa una auténtica explosión de corrientes filosóficas. Quizás por la intensidad e importancia de los hechos históricos de este siglo, o también por la potencia conceptual de muchas de las teorías filosóficas planteadas a lo largo del siglo XIX, lo cierto es que a partir del siglo XX emergerán con fuerza nuevos enfoques, propuestas que tratan de afrontar las viejas cuestiones de la filosofía desde una óptica propia y original. Además de la filosofía analítica, entre la pluralidad de corrientes, cabe destacar al menos las siguientes:
- Existencialismo: impulsado principalmente por J. P. Sartre y M. Heidegger, pero también por otros autores como Albert Camus y Simone de Beauvoir. La idea central de esta corriente es que la existencia precede a la esencia, cuya existencia es más que dudosa: somos lo que hacemos de nosotros mismos en cada una de nuestras decisiones. La filosofía debe centrarse, en consecuencia, en las condiciones reales de la existencia del ser humano, y no en discusiones teóricas y abstractas en torno a lo que somos. El ser humano se resume en su existir, al margen de lo cual no es nada. Esta idea será aplicada por Simone de Beauvoir a la mujer: esta no es “por naturaleza” inferior al hombre, sino que su situación de desventaja es fruto de unas condiciones históricas y sociales injustas. Con su crítica, Beauvoir se convertirá en un referente ineludible del feminismo, que en filosofía, desde nuevas sensibilidades teóricas, será mantenido por filósofas como S. Benhabib, M. Nussbaum, Celia Amorós o Amelia Valcárcel. Otra variante del existencialismo será el personalismo de Gabriel Marcel, Jacques Maritain o Emmanuel Mounier. Comparten con el existencialismo el rechazo del esencialismo y la reivindicación de la existencia, pero los personalistas enfatizan la dimensión moral del ser humano. Subrayan especialmente conceptos como la libertad, el amor o la solidaridad, cualidades que confluyen en la formación de lo que cada uno de nosotros es de un modo primordial: persona.
- Hermenéutica: representada principalmente por filósofos como H.G. Gadamer, Paul Ricoeur, Emilio Lledó, y Mauricio Beuchot. Para la hermenéutica la tarea fundamental del ser humano es la comprensión. En un sentido más cercano, hemos comprendernos a nosotros mismos, lo cual no sitúa en un marco histórico. Como seres históricos nuestro pasado es uno más de los ingredientes que participan en nuestra comprensión, que necesariamente tiene que abrirse también a los textos, ya que el acceso al pasado se realiza fundamentalmente a través de la lectura. De esta forma, la literatura, la poesía, la historia, pero también los textos jurídicos o religiosos forman parte de nuestra vida y deben ser interpretados correctamente. El ser humano es una linea más del gran texto de la humanidad, y la lectura es un acto de diálogo y conversación, con otros tiempos y lugares. En sus obras Gadamer asienta algunos de los conceptos básicos de la hermenéutica: horizonte de comprensión, círculo hermenéutico, etc.
- Escuela de Frankfurt: fundada alrededor del Instituto para la Investigación Social, la gran aportación de la Escuela de Frankfurt es la teoría crítica, un intento de transformación social que pretendía combinar sociología, psicología y economía para hacer de la sociedad un lugar más justo, para que los anhelos de felicidad y libertad del ser humano se vieran más realizados. Este trabajo, emprendido por filósofos como Adorno, Horkheimer, Walter Benjamin y otros, chocó frontalmente con el nazismo, que supuso el exilio para muchos de ellos y en el caso de Benjamin la muerte. La segunda guerra mundial y los campos de concentración fueron para los representantes de la Escuela el mayor símbolo de la sin razón humana, por lo que desistieron de su planteamiento original. Apostar por la razón había llevado a la barbarie, por lo que los frankfurtianos volvieron su mirada hacia ámbitos no estrictamente racionales de la experiencia humana, en los que situaron todas las posibilidades de salvación del hombre, como pueden ser el arte (Adorno) o la religión (Horkheimer). Relacionados con esta escuela están otros autores especialmente importantes como H. Arendt y su crítica del poder y J. Habermas que con su ética del discurso pretende salvaguardar el proyecto moderno de la razón.
- Pensamiento postmoderno: aunque esta expresión no nos remita a ninguna corriente de pensamiento, a un grupo o escuela formada por varios filósofos, sí que puede servirnos para aludir a los planteamientos teóricos de diversos filósofos que en cierta manera continúan y prolongan parte de la crítica de Nietzsche a la razón. Por poner varios ejemplo: Derrida rastreará en el origen de las palabras y los conceptos las trampas del lenguaje y los discursos. Todo lo que se presenta como real tiene una historia y una genealogía, por lo que debe ser deconstruido para llegar a un conocimiento profundo de todo, renunciando al logocentrismo occidental. Esta deconstrucción mostrará la debilidad de la razón. Antes que él, Foucault ya había elaborado una crítica del poder, concibiéndolo como una fuerza capaz de construir y crear sujetos y mentalidades. La razón esconde siempre realidades que difícilmente pueden ser aceptados racionalmente, y a menudo es un instrumento más del poder. Alejándose de la modernidad, el autor italiano G. Vattimo acuñará el concepto de “pensamiento débil”: de esta forma, se renunciaría a una visión racionalista y dogmática de la realidad, asumiendo que esta puede tener diversos significados e implicaciones. Además, se asume que el pensamiento, por definición, es limitado, por lo que hemos de ser cautos antes de entregarnos optimistamente a sus resultados. Para completar nuestro recorrido, podríamos aludir a J.F. Lyotard, autor que desarrolló una aguda crítica a lo que denominó metarrelatos: la metafísica, las grandes religiones o el marxismo son una mera distracción. Crítico con el capitalismo que convierte el dinero en el único discurso legítimo. Contra esto, Lyotard siempre defendió la pluralidad y la diversidad de discursos, como única alternativa a la tendencia homogeneizadora de la razón.
Como se ve, la cantidad de corrientes no es nada desdeñable, teniendo en cuenta que lo presentado aquí es un resumen muy general. Quizás el debate principal y el gran desafío que tiene planteado la filosofía en nuestro tiempo sea precisamente el que se esboza al final: el debate entre la modernidad y la postmodernidad. Como ha quedado claro, son muchos los autores que consideran agostado el proyecto moderno, estimando que hemos entrado en un nuevo período histórico que se englobaría en el concepto de postmodernidad, una nueva forma de vivir que estaría aún en fase de construcción. Frente a esto, aún quedan partidarios de la modernidad, convencidos de que la razón humana sigue siendo la mejor de nuestras facultades, conscientes en todo momento de sus limitaciones y de que debe estar sometida a control.