La publicidad consigue penetrar los más profundos rinconces de nuestro ser, por lo que a estas alturas serán muy pocos en España los que no estén al tanto de que sus sueños juegan a la lotería. El mensaje de fondo es agudo e inteligente: logra revestir algo puramente crematístico y material en una especie de utopía personal. Por mucho que nos lo quieran vender de otras maneras, se trata de dinero. Del vil metal, que dijo no sé quién. Y cualquier otra forma de enfocarlo es un intento de disfrazar el dinero, de repintarlo como lo que no es. En esta dirección va el anuncio de este año que pretende vendernos la moto, mostrándonos la relación que puede existir entre nuestros sueños y los numeritos que ruedan por el bombo. ¿Estarán ambos tan conectados como nos quieren hacer ver"
Soñar es una de las capacidades que nos definen. Y no me estoy refiriendo sólo a las imágenes que vemos mientras dormimos, sino más bien a la capacidad de imaginar mundos alternativos, de pensarnos a nosotros mismos en el futuro, de fantasear con lo que sería nuestra vida si ocurriera tal o cual cosa. Y parece ser que los publicistas tienen muy claro con qué soñamos: con dinero. Puede que sea la visión más realista del ser humano, de esta vida cotidiana que nos arrastra y en la que pensar en términos ajenos a los intereses y las hipotecas está algo "devaluado". A lo mejor, o a lo peor, ya no damos más de sí, y nos conformamos con que un golpe de suerte cambie "nuestra" vida, asumiendo de una forma un tanto ingenua que los problemas que tenemos, los personales, son todos de índole económica. Quizás pensemos, como Schopenhauer, que el dinero es la felicidad "en abstracto". Ya nos encargaremos, si nos toca, de "concretarla" a partir del 23.
Si la publicidad nos quiere invitar a soñar, deberíamos tomárnoslo en serio. Soñar con algo mejor que el dinero. Más duradero, más sólido. Pobre de aquel que sueñe solo con dinero, podría decirnos más de un filósofo, desde el estoicismo hasta el epicureísmo. Y es que la propia filosofía nos ofrece otras maneras de soñar, de querer realizar nuestra felicidad. Propuestas que, por otro lado, no dependen tanto del azar del bombo y que no exigirían de las grandes fortunas que nos prometen los juegos de azar. En cualquier caso, los que no sean amigos de la filosofía, ¿soñarán acaso únicamente con el gordo de la lotería, con ingresar una suma importante en su cuenta corriente" Preferiría pensar que no, que son otras las motivaciones y los deseos del ser humano. Que hay resortes que nos pueden llevar a pensar, por ejemplo, que algunos de los problemas que nos preocupan no se pueden arreglar solo con la lotería. Que somos muchos los que vamos en el mismo barco y que las buenas perspectivas de uno solo, debidas al azar o a los motivos que sean, no son suficiente. Tantas y tantas formas de soñar: desde la filosofía al pensamiento social. Y todas ellas, totalmente ajenas al gordo de la lotería. Por mucho que les duela a los publicistas.
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