A muchos la expresión arte de masas les parece una contradicción. O bien es arte, o bien es "de masas" pero los dos conceptos son difícilmente conciliables. Como si se asumiera que lo que verdaderamente puede llamarse arte incluye una serie de características técnicas y culturales que lo alejan de la gran parte de la sociedad. Frente a esta crítica, la industria cultural se encarga de generar, promocionar y vender miles de millones anuales en música, cine y literatura, productos que nacen ya orientados a ingresar la lista de superventas. El concepto adquiere nuevos significados si lo enfocamos con cierta perspectiva histórica, desde la que cabe observar un doble proceso: manifestaciones artísticas que es un día fueron aprobadas por la "masa" han dejado de ser consideradas como arte, mientras que obras de arte ya populares en su día han sido confirmadas como tales por lo que podríamos denominar "el juicio de la historia".
No podemos negar que artistas que consideramos "clásicos" fueron consagrados por la masa ya en su momento. Lope de Vega o Shakespeare son buenos ejemplos, así como buena parte de los pintores o escultores cuyas obras eran admiradas ya en su tiempo. El espejismo de la distancia temporal no puede hacer que olvidemos que también los clásicos han hecho arte que podría calificarse de "popular". La diferencia entre el arte de masas clásicos y el actual es sólo esa, el tiempo. Como si de una criba se tratara se van filtrando las diferentes creaciones, pero no de un modo neutral u objetivo, sino siempre desde la valoración de un momento histórico presente. Por eso el concepto de arte de masas es especialmente delicado: el desprecio implícito que lo acompaña lo convierte en un arma de doble filo en la época de los grandes medios de comunicación que "masifican" toda manifestación artística y cultural que tocan. ¿Qué es el arte de masas hoy" ¿Cómo hemos de enfrentarnos a él y cómo valorarlo"
La televisión, la radio, la prensa o la propia red desarrollan un potencial de difusión impensable hasta hace muy pocos años, con el condicionante de que el mensaje o el producto que se presenta no necesariamente ha de venir avalado por criterios estéticos, artísticos o culturales, sino que el mercado, la sociedad y la política tienen mucho que decir. En ningún otro período de la historia ha vivido el arte tan masificado y "mediatizado" como en la actualidad. El desafío que las nuevas tecnologías presentan respecto a la distribución cultural afecta fundamentalmente a la industria, no al arte en sí que incluo puede encontrar aliados en la red. Ante estos cambios, ¿es posible detectar el "buen" arte de masas (valga la expresión)" ¿Con qué criterios podemos hoy identificar al arte de masas que merece la pena, ese que probablemente supere el juicio del tiempo al que nos referíamos antes" ¿Es aceptable la actitud opuesta, y cerrar nuestros ojos ante sus manifestaciones, despreciándolo bajo una etiqueta que asocia la masa con la mala calidad" Arte, masas y cultura. Un trío de conceptos difícil de conciliar.
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