Es curioso hacer la prueba: si buscamos "lugar para pensar" en google y vemos las imágenes, el resultado viene dominado por paisajes de bosques, playa y montaña. No sé si son los lugares más adecuados para pensar, para que surjan las preguntas. Desde luego, el aula tampoco lo es. O al menos no en la mayor parte del tiempo. Comparto hoy cinco alternativas a lo que nos ofrece google y a lo que diríamos quienes vivimos de enseñar. Cinco lugares que son sinónimos de cinco experiencias propias de todo ser humano y que pueden plantearnos preguntas. Quien no se pregunte en ninguno de estos lugares difícilmente tendrá a lo largo de su vida alguna inquietud filosófica. Aquí van:
- El extranjero: conocer otras culturas y otras costumbres es necesariamente un cuestionamiento del propio modo de vida y nos tiene que llevar a abandonar un etnocentrismo ciego.
- La estación: seguimos con el viaje, que es una metáfora de la vida. Los trenes que pasan. Los que cogemos y los que no. Quiénes viajan con nosotros, cuándo suben y cuándo bajan. A dónde vamos, y por qué viajamos.
- La sala de espera: el tiempo dedicado a no hacer nada porque va a llegar algo mejor. Algo distinto. A qué espero. Merece esperar por todo lo que esperamos o sin pensar nos ponemos a esperar lo que nunca llega. Lo que no es como queríamos que fuera. Por qué el ser humano hace colas.
- El hospital. La vida que se abre camino. El dolor y el sufrimiento. Las pruebas médicas. La curación pero también la muerte. Las buenas y las malas noticias. El valor de la salud y el cambio de la vida cuando esta falta.
- El tanatorio. La muerte como gran interrogante. La sensación de pérdida o abandono. El absurdo de la vida. La búsqueda de sentido, pero también la vida que se ha completado ya y debe ser despedida.
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