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Cinco lugares adecuados para la filosofía

¿Es la ducha un lugar para pensar?

Es curioso hacer la prueba: si buscamos "lugar para pensar" en google y vemos las imágenes, el resultado viene dominado por paisajes de bosques, playa y montaña. No sé si son los lugares más adecuados para pensar, para que surjan las preguntas. Desde luego, el aula tampoco lo es. O al menos no en la mayor parte del tiempo. Comparto hoy cinco alternativas a lo que nos ofrece google y a lo que diríamos quienes vivimos de enseñar. Cinco lugares que son sinónimos de cinco experiencias propias de todo ser humano y que pueden plantearnos preguntas. Quien no se pregunte en ninguno de estos lugares difícilmente tendrá a lo largo de su vida alguna inquietud filosófica. Aquí van: 

  1. El extranjero: conocer otras culturas y otras costumbres es necesariamente un cuestionamiento del propio modo de vida y nos tiene que llevar a abandonar un etnocentrismo ciego.
  2. La estación: seguimos con el viaje, que es una metáfora de la vida. Los trenes que pasan. Los que cogemos y los que no. Quiénes viajan con nosotros, cuándo suben y cuándo bajan. A dónde vamos, y por qué viajamos.
  3. La sala de espera: el tiempo dedicado a no hacer nada porque va a llegar algo mejor. Algo distinto. A qué espero. Merece esperar por todo lo que esperamos o sin pensar nos ponemos a esperar lo que nunca llega. Lo que no es como queríamos que fuera. Por qué el ser humano hace colas.
  4. El hospital. La vida que se abre camino. El dolor y el sufrimiento. Las pruebas médicas. La curación pero también la muerte. Las buenas y las malas noticias. El valor de la salud y el cambio de la vida cuando esta falta.
  5. El tanatorio. La muerte como gran interrogante. La sensación de pérdida o abandono. El absurdo de la vida. La búsqueda de sentido, pero también la vida que se ha completado ya y debe ser despedida.