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Ecología y economía

¿Son compatibles el corto plazo económico y el largo plazo ecológico?
PaisajeA los economistas no les resulta extraño escuchar que uno de los fundadores de su disciplina fue, entre otros, Aristóteles. Por supuesto hay economía en sociedades anteriores a las polis griegas, pero no menos cierto es que en los textos aristotélicos encontramos una de las primeras reflexiones occidentales sobre el valor de las cosas y el intercambio de las mismas. Las normas de la casa, la gestión o la organización del espacio doméstico. En esto consiste en realidad la economía, y en este sentido no andan muy lejos quienes piensan que los premios Nobel de economía deberían reconocer la astucia económica de tantas y tantas personas que hacen auténticas piruetas para llegar a fin de mes. Ingeniería financiera, lo llaman los entendidos, aunque probablemente se refieran a otros comportamientos un tanto más agresivos. Que me vaya lo mejor posible. Que consiga el máximo beneficio. Que la riqueza pare por mi casa. Estas rogativas económicas están y han estado en la cabeza de millones de seres humanos a lo largo de la historia. Sólo recientemente el término economía ha adquirido un sentido más amplio, que nos sitúa en una perspectiva ecológica: ahora la "casa" a gestionar no es sólo la mía, la de cada uno, sino la común, la de todos. El planeta tierra. Y ahí es donde entra en juego la ecología. ¿Son ambas compatibles o existen relaciones conflictivas entre ambas"

A primera vista, la ecología es en el fondo economía. Ahorrar recursos planetarios. Utilizarlos de una forma útil y responsable. Ya no sólo el tiempo es oro: ahora lo es también (y estamos tomando conciencia de ello, lo cual es más importante) el agua, el aire, los parques naturales, las especies protegidas... La naturaleza es oro y existen ya propuestas para que los recursos naturales aparezcan entre los datos contables de las empresas. Aquella industria que respeta su medio es más rentable a largo plazo que aquella que no lo hace, aunque la ceguera del corto plazo nos pueda llevar a pensar lo contrario. Ser ecológico es, en realidad, ahorrar, y no sólo recursos naturales. Conducir de un modo más ecológico, por ejemplo, supone un recorte significativo en las facturas de combustible, y lo mismo ocurre con nuestros consumos energéticos domésticos. Parece que la ecología y la economía pudieran convivir en perfecta armonía: ser ecológico implica muchos comportamientos, actitudes y valores, y entre ellos brilla con luz propia la economía, que nos puede ayudar a calcular cómo lograr un uso eficiente de recursos y también el sostenimiento del planeta. Ser ecológico es, entre otras cosas, ser económico.

Pero lamentablemente no vivimos en un mundo leibniziano, en el que todo encaja perfectamente. No siempre la ecología es tan compatible con la economía. Y si no que se lo digan a las empresas de la más diversa índole que deben reestructurar sus instalaciones para reducir emisiones y resultar menos contaminantes. Los comportamientos ecológicos implican una serie de costes (en tiempo, en dinero, en recursos humanos...) que no siempre todos desean asumir. La ecología resulta cara. Y no es tan fácil ventilar el asunto acudiendo a la distinción anterior entre el largo y el corto plazo. No vale con decir la ecología no es económica a corto plazo pero sí a largo. Cuestiones como qué hacer con los bosques amazónicos, o con zonas de las que hoy se alimenta la población rural y se quieren convertir en zonas protegidas son buenos ejemplos: detrás de las reivindicaciones ecologistas hay problemas de fondo que no se resuelven de un plumazo ni con buenas intenciones. Si occidente progresó talando sus bosques, ¿con qué autoridad moral puede exigirse la conservación del Amazonas" ¿Pueden ciudadanos urbanitas, propietarios de coches y consumidores desproporcionados de energía, implicarse en la declaración de parque natural de una zona en la que pastorean cientos de familias" ¿Se puede pedir a un ayuntamiento que renuncie al crecimiento de un pueblo para la conservación de su entorno" Además del largo y el corto plazo, son muchos los intereses implicados, y las reivindicaciones aparentemente verdes pueden resultar tramposas y engañosas. Ser ecologistas es fácil si no se sufren las consecuencias. ¿Cuáles son entonces las relaciones entre ecología y economía" ¿Son fácilmente conciliables ambas disciplinas" ¿Estamos condenados a pensar en el corto plazo y lamentarnos después" ¿Es posible un comportamiento ecológico y económico en todos los ámbitos" Cuestiones que quizás debamos responder antes de lanzarnos a salvar la naturaleza...

[...] el blog de Boulesis.com publicaba un artículo sembrado de preguntas acerca de la compatibilidad ent.... Muchas de esas preguntas ya tienen respuesta. Desde aquí me gustaría contestar, al menos, a una. [...]

Te recomiendo encarecidamente un libro en el que se tratan todas estas cuestiones, y además se dan soluciones o cuanto menos se proponen. El libo es Cradle to cradle (de la cuna a la cuna ) rediseñando la forma en que hacemos las cosas Autor: Michael Braungart y William McDonough Editorial: McGraw-Hill Año de publicación: Madrid, 2005