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El derecho a descansar

Sobre el artículo 24 de los derechos humanos

El artículo 24 de la Declaración Universal de Derecho Humanos, afirma lo siguiente:

"Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas."

A primera vista cualquiera de nosotros estaría totalmente de acuerdo con este derecho. Entre otras cosas porque, a diferencia de otros, no nos vienen a la mente de forma inmediata todos los deberes que hemos de asumir (y cumplir) como contrapartida. El derecho al descanso podría imponernos, en un hipotético caso, el deber de respetar el descanso ajeno, y poco más. Es como si fuera un derecho que nos sale casi gratis: que el trabajo no dure demasiado, y tener un periodo de vacaciones pagadas. Sin embargo, el inicial entusiasmo se torna necesariamente en perplejidad a poco que nos pongamos a pensar un poco en lo que dice este artículo.

Hablar de derecho al descanso, así en general, puede llevarnos a situaciones como las cuatro semanas, aproximadamente, de las sociedades occidentales o a la semana escasa que, según se dice, se aplica en Japón, que no pasa por ser precisamente uno de los países que más alejado esté de los derechos humanos. Existe una cultura del trabajo y del descanso, y en este sentido la declaración permanece en una tolerante ambigüedad. ¿Deberíamos obligar a todos los países a poner jornadas de trabajo similares" El caso chino es paradigmático: no son pocos los que luchan por lo derechos laborales de las sociedades europeas y consumen sin parar productos elaborados en China, con las condiciones laborales que todos suponemos. Reivindicativos en el mercado laboral, explotadores en el mercado de bienes: así somos en occidente. Nuestro consumo impide su descanso, pero poco parece importarnos de momento. Y es que este es uno de los puntos calientes de este artículo: el descanso es el contrapunto del trabajo, que es el derecho que viene reconocido justamente en el artículo anterior. Al hilo de esto: hay quienes afirman que la crisis económica dejará como consecuencia una "chinificación" del trabajo (valga la expresión). ¿Un aviso para navegantes"

Trabajo, descanso y producción: tres variables vitales de todo sistema económico. Cuánto se trabaja y cuántos pueden trabajar: la clave de la producción, y el reverso del descanso. En el mismo mundo en el que algunos ven la necesidad de reducir las jornadas de trabajo como una forma de redistribuir la riqueza, existen países con jornadas de más de diez y doces horas diarias. Algunas de las empresas con estas jornadas se encuentran incluso dentro de nuestras fronteras. Y no se pretende con esto satanizar al empresario: que le hablen del derecho al descanso y el disfrute del tiempo libre a los responsables de empresas pequeñas que a menudo son los primeros en acudir a su puesto de trabajo y los últimos en abandonarlo. Descanso, tiempo libre y vacaciones periódicas pagadas: tres aspectos tremendamente complejos que no dependen sólo de la voluntad política, de las intenciones del jefe de la empresa o de los deseos de los trabajadores. Si es un derecho realizable o no, eso es lo que se debe discutir.