Tomemos el primer caso: la LOE y sus desarrollos legislativos. Da igual que haya profesores en contra: mientras los sindicatos, orientados por la mayoría de maestros que hay en el sistema educativo, firmen los acuerdos con el gobierno, nada nos cabe hacer a quienes tendremos que aplicar la ley y, lo que es más grave, tampoco a los que van a estudiar bajo sus prescripciones. Los trámites y espacios políticos están dominados por la burocracia y la neutralización de cualquier vía de participación no institucional. Asociarse, sindicarse, organizarse. Son las únicas maneras de hacerse oir en una sociedad paradójica: en su extremismo individualismo, niega la individualidad en política, y se deja llevar por un sistema de partidos que enclaustra las tomas de decisiones y que, además, elude responsabilidades. Los mismos que aprobaron leyes ineficaces se sientan hoy en el parlamento (sea en el gobierno o en la oposición) a continuar con el ritual que les mantiene en el poder
Y es que las decisiones políticas suelen seguir el mismo patrón: propuestas, escucha de alternativas de otros partidos, asociaciones o sindicatos, toma de decisión. Así hemos ido a la guerra, hemos aprobado la ley de matrimonios homosexuales, hemos enviado tropas a Afganistán y hemos modificado 4 veces el sistema educativo en 20 años. ¿En qué punto de este proceso podemos disentir" ¿Qué pasa cuando el sistema está viciado y no hay asociaciones o sindicatos que representen nuestros intereses" ¿Cuál es el tiempo de la protesta y la implicación" Más de una vez se oye a los tertualianos, esos pseudosabios pedantes y sabedores de todo, que en tiempos de una dictadura se sabe muy bien cuál es el enemigo, qué y cómo se puede hacer para luchar por la participación en la esfera pública. En democracia, las relgas y los procedimientos nos ahogan, los trámites apagan cualquier llama de vida y todos, agobiados por la imposibilidad de participar en algo que concebimos tan lejano como inalcanzable, terminamos agachando la cabeza y aceptando lo que venga. Nos guste o no, esta es la democracia que tenemos y quizás también la que quieren y necesitan los que forman parte de estos mecanismos de poder.
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