Pasar al contenido principal

Entre la razón y la pasión

Divagaciones desde el racionalismo a la vida
El yo dividido en láminasEnero es el mes del racionalismo. Y no es que estemos de rebajas, sino que sencillamente suele comenzarse con Descartes en Historia de la filosofía. Comentábamos en clase que el racionalismo es responsable, entre otras cosas, de que occidente sea una civilización científica, y de que nosotros, como individuos, valoremos la razón y aspiremos a llevar nuestra vida de un modo más o menos racional. Pero en la filosofía, como en la vida, todo tiene un precio: tenemos ciencia y tecnología, pero abusando de la razón no hemos prestado la debida atención a las emociones, las pasiones y los sentimientos. El peaje "filosófico" es la llamada posmodernidad: se desoye la razón, y parece que la vida fuera instinto, voluntad, pasión desatada. Uno de los temas filosóficos del asunto, dejando de lado la historia, es que la vida necesita de la pasión para ser "degustada" y vivida con plenitud. Vivir no es, ni mucho menos, un asunto racional. La vida humana dirigida por la razón termina a menudo reprimiendo nuestra naturaleza.

Es una de la consecuencias nefastas (y quizás no queridas) del racionalismo: el ser humano necesita apasionarse por algo, dedicar tiempos y esfuerzos a cosas que quizás no encuentren un fundamento racional. Y este "algo" no puede justificarse de un modo racional, objetivo o intersubjetivo. Un compañero me hablaba un día sobre un amigo suyo, fanático de El péndulo de Foucault, que había recorrido los castillos franceses descritos en el libro reviviendo cada sala y cada personaje. Cuando miré con cara de escepticismo a quien me lo contaba y le dije que todo aquello era pura fantasía, una mentira imaginativa, él me contestó un tanto exaltado llamándome, entre bromas, "inhumano, frío y racional". Y es que si nos paramos a pensar (ejercicio racional) aquellas actividades que acaparan la mayor parte de nuestro tiempo y esfuerzos son tan racionales como la visita entusiasmada de un lector que busca perdidamente los personajes de sus lecturas.

El tunning, el montañismo, el budismo zen, el tango, la lectura de la filosofía, el esquí, el tenis o cualquier otro deporte. Los juegos de rol, las novedades de la red, el escribir, el pintar, o el estar al tanto del último ligue del famosete de turno. "Mundillos" o formas de vida imposibles de explicar racionalmente. Son pasiones del ser humano que a la razón se le escapan, y que, sin embargo, terminan dando sentido a lo que hacemos. Basta con pensar qué es aquello qué más tiempo ocupa nuestros pensamientos y horas del día: ¿es eso racional" Y sin embargo, pese a que los "núcleos vitales" que marcan nuestra biografía no soporten la más tenue mirada de la razón, valoramos esta capacidad como una de las que nos definen y queremos ser racionales. ¿Cómo entender (o vivir) esta extraña cobinación" Las pasiones nos atan a la vida, nos invitan a exprimirla al máximo: son las cosas que hacemos con pasión las que nos realizan. ¿Seremos acaso apasionadamente racionales" Quien sabe...

Me parece una magnífica reflexión. Hace tiempo que me llama la atención que, en esta nuestra cultura, tan científica, tan racional y tan despreciativa con respecto a todo lo que no sea "ciencia" (tantas veces nombrada, pero no tantas estudiada y comprendida), abunde tanto ese paradójico y hasta contradictorio "escepticismo visceral".

Tu postura arranca desde Platón que, en su libro "Ión" destierra a los poetas y aedos porque no utilizan en sus recitados procedimientos racionales, sino que a través de una inspiración de las musas incitan al espectador su pasión que,pasaría como un imán a este sin razonamientos ni conocimiento; creo que el mismo Platón ahí es presa de su "pasión de pensar", de su "mirar".

En realidad todo pensamiento filosofico tiene sus raices en lo antiguo. platon, socrates e incluso los presocraticos.de spinoza es rescatable esta causa sui racional y el concepto de sustancia como aquello que es en sí y se concibe por sí.spinoza se concentra en la causa y no en el efecto, por eso defiende que para conocer a las cosas hay que conocer su causa. cierro con el pensamiento que Einstein dirigiera a spinoza "yo creo en el Dios de spinoza que se revela en la ordinaria armonia de aquello que existe, no en un Dios que se preocupa del hecho y de las acciones de los seres humanos".el unico fallo que tuvo spinoza fue concebir un panteismo. Dios es causa inmanente pero no transitivo.