A poco que estemos versados en psicoanálisis la respuesta inmediata es no. La teoría psicoanalítica es, principalmente, una crítica a la razón, entendida como una instancia represora. La fuerza originaria del ser humano son los instintos y los impulsos. Ellos son los que nos sitúan en una relación de parentesco con el resto de animales y la naturaleza. La "llamada de la selva" (permítase esta frívola conceptualización) se concreta en la agresividad y el deseo sexual, entendida como pulsiones originarias que la razón y la cultura reprimen. La animalidad humana, sin embargo, es apagada por lo que llamamos "cultura", "moral", "civilización", localizándose en este hecho el origen de muchas enfermedades mentales. Parece evidente que el diagnóstico psicoanalítico puede ser calificado de muchas maneras excepto de racionalista. Es más: tal calificativo podría resultar ofensivo si tenemos en cuenta el marco conceptual general en el que se mueve la teoría freudiana.
No obstante, nada impide profundizar un poco más y ver cuál es la propueta terapéutica del psicoanálisis. Y es que cabría esperar que la crítica de la cultura se extendiera al campo de la acción. Nada más lejos de la realidad: si bien Freud critica la moral victoriana de la represión, su terapia aspira en último lugar a la socialización del paciente, a su integración en una vida social normal. No sólo eso: la propia terapia consiste, hasta cierto punto, en una forma de racionalización, en tanto que el fin último es que los deseos y frustraciones inconscientes salgan a la luz: en la medida en que les "pongamos cara" a estos conflictos, seremos capaces de verbalizarlos, racionalizarlos, en definitiva, asumirlos. No sé si cabría acusar al psicoanálisis de incoherente, pero al menos habría que decir que su propuesta es desconsoladora: lejos de liberar al ser humano de la razón que lo oprime, su meta última es una conciliación un tanto difusa entre esos instintos prohibidos y la instancia dominadora. ¿No es esta una forma de racionalismo escondido" ¿Acaso no hubiera sido más consecuente abogar por la descomposición de la sociedad o de toda instancia represora" ¿Qué visión del ser humano nos queda después de esta bifurcación psicoanalítica" ¿Somos un manojo de instintos reprimidos, o seres racionales capaces de llevar una vida aceptable conciliando impulsos, deseos y normas" Preguntas abiertas para el aniversario de la muerte de su fundador.
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