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Filosofía para tiempos de crisis

Los problemas de la filosofía, de Russell, nos ayudan a enfocar los problemas de nuestro tiempo

Me avisa Google (a través del calendario filosófico de Boulesis) de que hoy es el aniversario del nacimiento de Bertrand Russell. Se da la casualidad (no planetaria ni cósmica, más bien académica) de que en estos días estamos discutiendo en clase sus ideas, terminando así con el último autor del temario de segundo de bachillerato. La conclusión es inmediata: hoy es obligatorio dedicar la anotación al filósofo inglés. Algunos de sus textos (como La conquista de la felicidad) fueron en su día auténticos superventas, y a través de ellos logró acercar la filosofía al gran público. Hoy presentaremos algo que puede servir de ayuda para los estudiantes de segundo de bachillerato de Castilla y León: su concepción de la filosofía tal y como aparece en el capítulo final del texto que entra en la PAU: Los problemas de la filosofía. Con la mirada puesta también, por qué no, en el posible lector habitual del blog (si es que queda alguno) ya que algunas de las cosas que dice Russell en ese capítulo bien se podrían aplicar a los tiempos de crisis que vivimos.

Uno de los aspectos que subraya Russell es que la filosofía es esencialmente capacidad crítica. Algo que, por desgracia, no se está poniendo mucho en práctica en los últimos tiempos. Chocará esta afirmación a quien considere los movimientos sociales como el 15M o las diferentes movilizaciones que se han convocado desde diferentes instancias. Para entender por qué estas movilizaciones no encajan demasiado con la visión de Russell hay que ampliar el concepto con dos matices importantes a los que hace alusión en el mismo capítulo: la filosofía es experiencia personal y "real incertidumbre". Quiere esto decir que la crítica ha de fabricarla cada uno, y que ha de verse acompañada siempre de la conciencia de su límite. No puede ser, en definitiva, una crítica dogmática. La crítica exige un esfuerzo intelectual y personal pero ofrece a cambio el fruto de la independencia, de poder ofrecer un punto de vista propio, que debe estar permanentemente abierto al diálogo. Una crítica, la que presenta Russell, que no es exactamente la que se suele poner en práctica en las sociedades modernas, en las que de forma inmediata se considera que esta actitud ha de ser ejercitada por agrupaciones como partidos políticos, sindicatos o asociaciones civiles del más variado signo. La renuncia o sumisión del individuo al grupo implica el declive de la crítica como actitud filosófica.

Pero además del pensamiento crítico, Russell nos habla de los beneficios personales de la filosofía. Caricaturizándolo un poco, y a riesgo de traicionarle, se podría decir que la filosofía es un ingrediente indispensable del bienestar personal, de eso que ahora está tan de moda y se cobra tan caro bajo el nombre inglés de "wellness". El negocio actual se centra en el cuerpo, quizás porque no sea tan sencillo traducir a dinero el bienestar intelectual. Pero nos viene a decir Russell que la persona que disfruta de la filosofía es más libre de los prejuicios y las ideas impuestas, como consecuencia de la crítica que mencionábamos antes. Además, la filosofía nos obliga a cuestionar opiniones y propuestas en un nivel distinto del habitual, alejados de los "intereses mezquinos y personales", abriendo un espacio de reflexión y libertad interiores. Russell termina expresando esto de un modo casi místico: la filosofía nos pone en "unión con el Universo". Y con los tiempos que corren: ¿Quién recnunciaría a estos beneficios, a una vida interior serena y libre" Más aún si tenemos en cuenta uno de los rasgos inherentes a la filosofía: su gratuidad. Por decirlo con otro anuncio de la tele: la filosofía es gatuita. Nadie nos va a cobrar por pensar, y mucho menos por hacerlo de un modo personal y autónomo. Puede que se encuentren en la filosofía, y en el pensamiento de Russell, algunas claves más que aceptables para vivir en estos tiempos de amenaza y empobrecimiento generalizado. La pregunta ahora es si estamos dispuestos a poner en práctica su propuesta.

Aunque no comentemos demasiado, sigues teniendo lectores habituales... por lo menos uno.

¡Hola jaime! Disculpa si acaso te ofendió ese comentario entre paréntesis. Pretendía ser un poco irónico, pero también reconocer algo que me ha dicho más de un alumno y más de un compañero: es un poco aburrido seguir un blog como este durante cierto tiempo. Los alumnos más interesados leen algún artículo de ciento en viento y los profesores más entusiastas lo siguen durante una temporada, hasta que se cansan, lo cual es una reacción comprensible. Tener lectores habituales desde hace años es casi un milagro, y sé que tú eres uno de ellos. Ya que estoy aprovecho para intentar ampliar el debate. Me comentaba un compañero vía twitter, al hilo del artículo, que el 15M sí es un ejemplo de pensamiento crítico y que Russell apoyaría este movimiento. ¿Qué os parece a vosotros? Vuestras aportaciones al respecto serán bienvenidas...

Hola, Estoy algo de acuerdo en: "La crítica exige un esfuerzo intelectual y personal pero ofrece a cambio el fruto de la independencia". Digo algo porque es común en las personas oír o vivir algo para después extraer y generalizar conclusiones que no se sostienen, aunque lo parezcan, quizá algunas si tengan más de verdad que de mentira. Mantener la independencia no implica mantener la veracidad, muchas veces el razonamiento generalizado es erróneo por desconocimiento o por falta de reflexión. No sé hasta que punto es bueno mantener la independencia, pues puede encerrarte en tu propia realidad sin querer escuchar nada más, la crítica, se debe basar pues en conocimiento y argumentación lógica. ¿Cómo establecer un límite de independencia? Hay cosas simples, si llueve y no llevo paraguas me mojo, ahora, ¿alguien sabe exactamente como afecta tal o cual cosa en la sociedad sin una noción mínima de hermenéutica y sociología?, ¿debemos dejarnos llevar por las conclusiones de periodistas? ¿implica esto que cualquier medio de información ha de ser ignorado? No, no estoy diciendo esto, lo que digo es que hay que saber separar la paja del grano y muchas veces no hay nada de lo segundo. Es algo a tener en cuenta...¿El problema? con el trabajo, estudios y demás ¿quién es capaz de sacar todas las conclusiones erróneas de un artículo? La cosa está bien porque hay más medios de información que medios críticos de información, no existe ninguna fuerza ni límite que disuada a los medios de información diciendoles: Prestad atención a tal o cual conclusión del artículo porque es errónea. También añado que es tan solo mi visión, que no se si es la correcta, yo considero que la crítica la debe fundamentar cada cual con los datos y la información de la que dispone, pero eso sí, sin que la crítica alcance límites incognoscibles, pues la reflexión puede ser más obra de loco que de cuerdo. ¿No dejarse llevar por la crítica es ser crítico? Un saludo de otro incondicional y aprovecho para agradecerte la lectura sobre ciencia de aquel llamado Chalmers.

Como muy bien apunta tu error tipográfico, "la filosofía es gatuita", sea, gatuna,gata gris amiga del color, hermana de los ovillos de lana y del enredar/desenredar como juego. También tiene algo de gata seria que acecha ratones de veracidad, honradez y coherencia:el encuentro auténtico con el mundo. Cabe resucitar, para Russell, ese término. Y, cabe suponer, tanto el impulso de juego como la seriedad de caza ratones exigen controlar la fiebre dogmática que siempre amenaza nuestras almas (¿por debilidad?) y buscar esa independencia que practica surf en la "real" indertidumbre (o encaramado a los tejados como el "filósofo gatuito" que ronda la página boulésica). Respecto a la posibilidad de la independencia que cuestiona "humilde estudiante", me parecen acertadas su precauciones. Bien es verdad que, como apuntas (Miguel), la independencia es relacional (" el fruto de la independencia, de poder ofrecer un punto de vista propio, que debe estar permanentemente abierto al diálogo"). La independencia como criterio de pensar (el libre-pensar) es , por un lado,ese deseo de poder/poseer un punto de vista propio, ser una identidad pensante, un discurso, estilo, perspectiva con nombre y, ay, con marca. Por otro lado, la independencia, siguiendo la frase de Miguel, es estado de abierto, riesgo de quiebra y que quiebra, exigencia de fuerza (la reflexión filosófica es exigente, como han dicho tantos). Dice "Humilde Estudiante" que cómo fiarse para ejercer la voz reflexiva de las fuentes de información habituales (periodísticas, pero también "académicas", en algunos contextos como el de las ciencias sociales -v.g. economía, politología). Creo que como ciudadanos podemos tratar de encontrar medios heurísticos y sapienciales para no paralizarnos en el intento de entrar en "compromiso" con ciertas causas o ideas. Difícil pero parte de la tarea. Desde la reflexión filosófica, la base de la reflexión no es el material elaborado sino que debemos buscar algo así como "la experiencia humana común", esa experiencia de la que se puede hablar con cualquiera - como el tiempo meteorológico - y que posibilita un cierto grado de demolición breve de las mediaciones librescas o massmediáticas de comprensión. Esa experiencia que, sin demasiado aspaviento místico (o sí) nos une al universo y a todos los dialogantes con él. La experiencias de la sociabilidad, del otro, de la piedad... Perdonen el comentario y saludos al gato filosófico que aparece en la filosofía gatuita de Boulesis. Salud, librepensamiento y un abrazo Luis