El balance de las dos ediciones realizadas (y todo el trabajo que hemos realizado hasta ahora) no puede ser más positivo: han surgido dificultades, por supuesto, relacionadas sobre todo con la organización y coordinación en una comunidad tan grande como Castilla y León, pero sin lugar a dudas son muchas más las satisfacciones que el trabajo nos va dando a todos. No sólo por el entusiasmo de alumnos y profesores participantes sino también por la progresiva consolidación de la Olimpiada: entre todos vamos aprendiendo rutinas y formas de trabajo que harán que todo esto pueda seguir y mantenerse en el tiempo. Y además estamos consiguiendo que se animen a participar algunos institutos y colegios de otras comunidades autónomas, como es el caso de Madrid.
Todo el trabajo y la estructura organizativa (ahora lo llamaría red social) que se está entretejiendo pretende también servir de lanzadera para que otros profesores se animen a organizar olimpiadas en sus comunidades. Gracias a las nuevas tecnologías el trabajo se hace más sencillo. Es verdad que el crecimiento de la Olimpiada conlleva el consiguiente aumento de trabajo: se ha pasado de una primera edición con unos 20 centros a doblar esa cantidad en este curso, y el año pasado se ampliaron las actividades que se realizan durante la final, incorporando conferencias destinadas a los alumnos. Sin embargo, también crece el número de profesores dispuestos a colaborar. Por ello, sería muy bueno que poco a poco se vayan organizando más olimpiadas en cada una de las Comunidades Autónomas, con el fin de poder celebrar algún día una Olimpiada filosófica nacional. Me consta que esta bitácora es leída por varios profesores de filosofía, así que a ver si se animan y vamos dando pasos entre todos en sea dirección. En lo que eso llega, trataremos de organizar lo mejor posible los flecos pendientes de esta tercera Olimpiada filosófica de Castilla y León... y seguiremos informando por aquí de sus progresos.
- Comentarios bloqueados