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La metamorfosis

Tercer clasificado en nuestro concurso: cuando la literatura del absurdo deja de serlo
La metamorfosis, de KafkaAsociar a estas altura a Kafka con el absurdo es transitar de nuevo por un lugar común cuyo camino está ya muy andado. Es verdad que muchos de sus libros nos presentan situaciones absurdas, pero más de una vez se han establecido comparaciones con situaciones reales, abriendo espacio así a una alternativas: o bien la vida real es absurda, o bien las novelas de Kafka no son tan absurdas como pensábamos. Dejémonos llevar por lo que nos sugiere la metamorfosis: ¿qué ocurriría si un día se despierta uno y se da cuenta de que se ha convertido en una cucharacha" Menudo disparate, es la primera idea que nos viene a la cabeza. Todos somos humanos, y es imposible que un ser vivo despierte siendo una especie completamente distinta a la que era antes de dejarse llevar al mundo de los sueños. Sólo tomándonos las cosas al pie de la letra podemos despachar la obra de Kafka con la categoría de "absurdo". Quizás buscando comparaciones, veamos que puede tener más sentido de lo que pensábamos.

¿Cuántas veces ocurre que uno deja de sentirse uno" Se me ocurren varias circunstancias vitales en las que los problemas de identidad o los cambios en el yo son una constante: el adolescente no es niño ni joven, el parado no trabaja, pero tampoco es inútil, de la misma forma que el jubilado deja de trabajar sin que en todos los casos se sienta incapaz de continuar con su trabajo. A veces algo cambia dentro de nosotros (puede ser el mero hecho de cumplir años y echar la vista atrás, puede que nos llevemos sorpresas...) y de repente es como si fuéramos otros, como si nos hubiera mudado no la piel sino el yo. La experiencia de Gregorio Samsa, el protagonista de la novela, no es tan extraordinaria: cada uno de nosotros se levanta, sí, sale de su cuarto, pero es otro, ha cambiado, ha dejado de ser el que era. Cambios que a veces nos llevan a distanciarnos de nuestra vida anterior. Quizás no de un modo tan radical como en la novela, pero si de una forma lenta, inapreciable. A todos nos llega un momento en el que dejamos de ser quienes éramos.

Pero a la perspectiva individual se le añade otra no menos interesante: somos lo que nos hacen ser. Nuestra identidad se construye desde la mirada del otro. No estamos acostumbrados a convivir con lo diferente, que ha sido estigmatizado en todas las sociedades. La enfermedad, el infortunio, la tara o la minusvalía acentúan su carácter de limitación por el modo en que la sociedad lo enfoca e interpreta. Al problema de que uno pueda ser distinto de la noche a la mañana se le une uno igualmente importante: automáticamente todos empiezan a tratarte convirtiendo esa diferencia en el punto central de la relación. La sociedad clasifica, separa, y aunque la normalidad no exista tiende a crearla y no sólo de un modo puramente estadístico. La reacción ante lo diferente y la hipocresía social ante lo que no nos encaja aparecen recogidos genialmente en la novela de Kafka. Ya no se trata sólo de que Gregorio no sepa quién o qué es. Tampoco quiénes le rodean lo saben, olvidando así lo que fue. Dejando de lado que quizás nadie pueda estar completamente seguro de quién es. Pero eso ya es otra cuestión...

P.D: mañana publicaremos un comentario sobre la obra que ha quedado en segundo lugar.

La metamorfosis en la red:

P.D: fuente de la imagen.