
Ahora que se aproxima el nuevo año (siempre andamos personificando el tiempo...), todo el mundo se dedica a un doble ejercicio. En primer lugar, repasar todo lo que ha ocurrido durante el año pasado, y, en segundo lugar, mirar confiadamente al año que entra, y llenarse de deseos y promesas que, por lo general, no tardan en ser olvidadas. Así que antes que caer en el olvido, prefiero echar la vista a atrás, pero no del modo en que suele hacerlo todo el mundo. Es decir, no voy a hablar de "el acontecimiento del año", ni de la "pareja del año", ni del "gol del año". Ya que esta es una página dedicada a la filosofía, prefiero hablar del
filósofo del año.
Jürgen Habermas. A estas alturas no voy a descubrir el Mediterráneo. Habermas podría haber sido el filósofo del año durante los últimos 30, y de hecho, sus grandes obras, ya convertidas en clásicos, tiene ya más de una década. Y tampoco le traigo aquí por ser el último Príncipe de Asturias de las ciencias sociales. Mucho más importante que todo eso, es el talante de este hombre, que, desde un punto de vista filosófico, principalmente, estaría basado en dos conceptos:
diálogo y crítica. El primero de estos conceptos le convierte en uno de los fundadores (junto a Apel) de la ética del discurso. Según esta idea, sólo serían válidas aquellas normas aceptadas por todos los que se puedan ver afectados por las mismas en un diálogo en el que todos participen en condiciones de igualdad y simetría y estén excluidas las maniobras de poder.
Si esta idea me parece importante es, entre otras cosas, porque creo que es una idea que ha cuajado, es decir, que tiene una cierta presencia (aunque menos de la que debiera) en nuestras sociedades. Organismos políticos y grandes instituciones internacionales adoptan el diálogo como método válido para lograr decisiones. Si por algo se criticó a EEUU al inicio de la guerra fue precisamente por saltarse el diálogo y los acuerdos internacionales. Y es que esta disposición a hablar y escuchar puede también tener efectos morales, es decir, nos hace más abiertos, más tolerantes... Precisamente se puede criticar una decisión cuando falta alguno de los requisitos de Habermas. Por recuperar el pulso de la
Ilustración kantiana, por el alto contenido normativo de su teoría y por su potencial crítico, Habermas merece ser considerado uno de los filósofos más importantes de finales del siglo XX.
Actualización (27-05-2004): Más información en nuestro especial sobre la
Escuela de Frankfurt