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Puntualidad, etnocentrismo y vuvuzelas

Antropología y mundial de Sudáfrica
Un aficionado tocando una vuvuzela

Un mundial de fútbol es un evento deportivo, pero también político, económico, social y cultural. Poco importa la situación real del continente africano y más particularmente la de Sudáfrica: este país va a ser para el mundo lo que durante estas semanas se pueda ver a través de la televisión. Así de estúpidos somos los occidentales. Escuchaba ayer unas declaraciones del presidente de la Federación española, afirmando que el mundial estaba siendo un éxito organizativo y que iba a ser el mejor de la historia. Minutos después, los periodistas comentaban que para ellos la excelencia organizativa comenzaría cuando algo tan indispensable como el autobús funcionara con un mínimo de puntualidad, que se cifraba en quince minutos de adelanto o de retraso sobre el horario previsto. En otra cadena de radio se hacían eco de la posible prohibición de las vuvuzelas, esa especie de trompetilla que los sudafricanos hacen sonar durante los 90 minutos del partido. Información más que suficiente para pasar un buen rato con una pequeña reflexión filosófica, dedicada a todos aquellos que no les gusta el fútbol.

En cierta forma, el mundial de Sudáfrica puede interpretarse desde un punto de vista antropológico: ir a Sudáfrica a cubrir la información del mundial y esperar que todo funcione como en Europa es, cuando menos, ingenuo. Cabe aplicar otro término más técnico y severo: etnocentrismo. Valorar todo el trabajo organizativo del mundial en clave occidental es un error. Sudáfrica no es Alemania, ni E.E.U.U., ni mucho menos Corea y Japón. Si se decide organizar un mundial en Sudáfrica hay que asumir como punto de partida los rasgos culturales de este país: lamentarse después de la manera de vivir sudafricana es asumir implícitamente la superioridad occidental. Jugadores, entrenadores y periodistas deben conocer este "ethos" sudafricano. Los posibles desajustes son, por lo que se ve, cosa de poco si lo comparamos con el ruido de las polémicas vuvuzelas que los aficionados hacen sonar desde la grada.

Algunos jugadores ya se han quejado: el rumor constante de las trompetillas les impide concentrarse. Otros dicen que ni siquiera se oyen dentro del campo. Las estrellas europeas, parece ser, no podrán desplegar su mejor juego. El problema de fondo va más allá de lo meramente futbolístico. Un relativista cultural defendería abiertamente que todos los países merecen el mismo respeto y debemos esforzarnos por comprender su manera de jugar y vivir el fútbol. A Cristiano Ronaldo le puede afectar tanto la runrunera vuvuzela como a los sudafricanos su ausencia en los mundiales organizados "a la europea": para ellos, un partido sin abejorros ni es partido ni es nada. Esto no impide que haya también "etnocentristas", defensores de que hay ciertos "universales" futbolísticos que deben ser respetados en un mudnial: eficacia y rigor organizativos, respeto a ciertas normas que permitan el buen juego de los equipos, condiciones económicas, etc. Ambas maneras de entender el problema pueden completarse, en este caso futbolero, por un enfoque complementario: ¿Acaso no será la organización de un mundial una cuestión de poder y haya muchos intereses creados" Algún mal pensado podría imaginar que la FIFA sea una organización de poder en la que cuatro señoritos de los países que van de adelantados toman las decisiones en función de sus intereses. Relativismo, universalismo, etnocentrismo y poder. Cuatro conceptos filosóficos a la sombra de un mundial de fútbol.

[...] Puntualidad, etnocentrismo y vuvuzelas [...]

Ellos que hagan lo que quieran.Ahora bien,yo tengo todo el derecho del mundo a opinar y opino que este va a ser un pesimo mundial,el peor que se recuerda en mucho tiempo.Y la demostración que Sudafrica no esta preparada para organizarlo,ya no como Alemania,es que no alcanza ni unos minimos exigibles. Lo que yo se que ese antiguamente gran pais llamado Sudafrica se le permiten estas cosas por corrección politica.Si fueran afrikaners los que masivamente estuvieran dandole a la trompetita en las gradas ya se hubieran prohibido en el estadio.Corrección política que nos hunde dia a dia más en Europa,autoodio,racismo anti-blanco...

"Relativismo,universalismo, etnocentrismo y poder" perfectamente descrito (mejor que definido), el problema que llamamos "moral" hoy día. Y como dice Brecht, no hemos encontrado una solución. Saludos