La "revolución" de las TIC en educación se lleva gestando desde hace, al menos, una década. Si alguien esperaba que el cambio fuera inmediato y radical, parece claro que hay que esperar todavía un poco. Es evidente que van modificándose algunos aspectos, pero afortunadamente parece ir cundiendo cierta calma, y cada vez se escuchan menos los discursos exaltados que casi tocan el fanatismo: hace más de un año que no escucho la dichosa tesis de que las TIC solucionarán el fracaso escolar. Y tampoco los grandes responsables de formación de las empresas de pizarras digitales anuncian, de manera casi apocalíptica, que la tiza y la pizarra tradicional desaparecerán en un plazo muy corto de tiempo. Más aún: como estamos en crisis, y no es plan de gastar a tontas y locas, no se oyen tampoco extravagantes proyectos de "informatización" de los centros. Si lo de un portátil por profesor fue un auténtico brindis al sol, todo indica que la idea de que un portátil por alumno se va implantando sin prisas.
No sé si se tratará de una impresión personal, pero tengo la sensación de que la red educativa evoluciona hacia la reflexión tranquila, que en algunos casos roza el desánimo y en otros el firme convencimiento de las aportaciones educativas de las nuevas tecnologías. Con toda la cautela: la blogsfera educativa se va desinflando. No es que cada vez haya menos blogs (no sé qué dirán las estadísticas al respecto) sino que los periodos de actualización y la tendencia a compartir materiales disminuye. Muchos profes se animan a experimentar con bitácoras, pero nos coformamos con "volcar" nuestros materiales del disco duro a la web. Estrategia loable y perfectamente válida, pero insuficiente para todos los requisitos didácticos y pedagógicos que se suelen asociar a las nuevas tecnologías. La interacción y el intercambio con otros profes de la blogosfera disminuye: cada uno tiene su parcelita, y el ir creando comunidad no es un valor en alza, a excepción de trabajos serios y encomiables como por ejemplo el de Aulablog y el inigualable esfuerzo del encuentro de edublogs, que ya va por su sexta convocatoria.
Mientras los blogs se van quedando anquilosados no para de crecer la interacción a través de redes sociales: facebook y twitter son los reyes del aula. Nos permiten interactuar entre profes, estar conectados a alumnos y padres. El software de creación de comunidades virtuales se extiende por las webs de centros. Como todo cambio, implica un progreso y una pérdida: las redes sociales son más flexibles que las bitácoras, qué duda cabe, pero también incitan menos a la creación de contenidos. La comunidad educativa está hoy más conectada que nunca. ¿Significa que hay mayor o mejor comunicación" No necesariamente. Pensemos en la cantidad de cosas que podemos decir a través de twitter o la longitud de los mensajes que publicamos en el muro de Facebook. Ahora enlazamos, compartimos, opinamos... pero creamos menos. La bitácora era ya un nuevo medio al que adaptarse: lectura a través de pantalla, limitaciones de textos largos, etc. Las condiciones de las redes sociales son totalmente distintas: mira este enlace de prensa, me he encontrado esta web, qué te parece tal cosa. ¿Implica esto que disminuya el trabajo de elaboración de nuevos materiales" No necesariamente, pero me da en la nariz que los tiros van por ahí...
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