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Saber y poder

FoucaultEn la última actualización de filosófica, aparece una comunicación que fue presentada hace unas semanas, sobre la relación entre el poder y la ciencia. A partir de dos puntos de vista distintos, el de Foucault y el de Habermas, se pretendía abrir el debate en torno a investigaciones científicas de muy distinta índole. Como el tema es sencillo, y fácilmente abordable, creo que podríamos dialogar sobre ello también aquí. El primer punto de vista que quiero presentar es el de Foucault: se trata en todo caso de un pensador complejo. Tras unos primeros títulos que se pueden calificar de estructuralistas (el individuo como fruto del saber de su tiempo), comienza a interesarse por la relación que existe entre el poder y la ciencia. Y además, Foucault entiende el poder de modo muy original. Para él, el poder no es violencia, prohibición o coerción. El poder tiene, además de este aspecto negativo, un lado positivo. El poder crea, construye. El poder es el que constituye a los individuos de cada tiempo, que están sujetos a él. El sujeto es precisamente eso: alguien sujetado por el poder. Además, no se trata de un poder centralizado, sino, por el contrario, capilarizado, extendido por toda la red social. Se trata de un poder pluricéntrico, sutil e indetectable, que mantiene con el poder relaciones recíprocas: fomenta y apoya un determinado tipo de saber, que después a su vez modificará la concepción o la puesta en práctica del poder. Foucault llegó a desconfiar de esta alianza, que a lo largo de la historia ha llegado a ser peligrosa, separando, por ejemplo, lo sano de lo insano, al loco del cuerdo, al delincuente del ciudadano. La alianza entre saber y poder es, cuando menos, amenazante. Habermas, por su parte, es consciente del interés técnico que subyace a toda investigación sobre la naturaleza. Dicho en términos clásicos, estamos interesados por el saber, pero cuando éste se centra en la naturaleza es un "saber para poder". Un interés productivo y de dominación alienta la investigación científica. Sin embargo, Habermas piensa que este interés puede ser superado, y que la ciencia, si no objetiva, sí puede llegar a ser intersubjetiva. Extrapolando su teoría del discurso, podríamos decir que la alianza entre poder y saber, puede superarse cuando el debate científico se da en una comunidad científica en la que todos pueden intervenir y explicar sus teorías de un modo libre y simétrico, con igualdad de oportunidades y posibilidades de plantear objeciones y críticas. El diálogo, piensa Habermas, puede superar la amenaza de la ciencia al servicio del poder, o del poder al servicio de la ciencia, pues aquel que detecte este tipo de relaciones podrá denunciarlo siempre en la esfera pública. Si alguien quiere verlo de un modo más pausado, podéis consultar las diapositivas (que además no se pudieron proyectar por problemas informáticos). La cuestión de fondo es si la ciencia es un instrumento al servicio del poder (entendido de un modo amplio) o cabe una ciencia neutral. ¿Qué os parece" Si nos animamos a debatir, podemos comentar casos de los que se hablaron allí...

lo importaante sobre el uso de la ciencia es que a partir de un periodo que al menos no lo tengo muy definido, pero podría dar el ejemplo de las décadas de los 60' y 70', los propios sujetos hicieron uso de la teoría, las personas comunes, entonces el elaborar teorías acerca del poder no es tan pertinente como analizar la forma en que los sujetos se ven asímismos envueltos en él, se rompe quizas la tradición de que sólo los intelectuales podían referirse a determinados saberes y vemos cómo los individuos se apropian de su condición. esto se constituye en algo fundamental a mi parecer, puesto que una de las objetivos de las instituciones que digamoslo así "ejercen el poder" es conocer la mente de sus sujetos y para ello reproducen determinados saberes, los que ellas consideran apropiadas para la estructuración de la personalidad del individuo y que mejor forma de hacerlo que reproduciendo un tipo de conocimiento. fianlmente que los presos, los locos, los enfermos, los estudiantes comiencen a hablar de su situación y la comprendan es manejar al tipo de conocimientos que escapa a la perspectiva de la creación de sabrers por parte de la unstituciones normativas.

En la época medieval, la relación entre saber y poder era determinante, gracias a ella la mayoría de la población, los simples, vivían en la pobreza y la ignorancia, por otro lado, los cortesanos y el clero gozaban del status y las riquezas devenir del saber, de manejar determinado lenguas, de conocer una determinada técnica de escritura. Pero afloraron personas de origen humilde que conformaron ordenes (cátaros, fraticelli, por nombrar algunos), que empezaron a preguntarse porque el presente arrojaba un pueblo hambriento y débil y unos pocos rodeados de lujos y conocimientos. La Iglesia los llamaba heréticos, el saber verdadero pertenecía a apóstoles de Cristo, es decir, a ellos. Hoy estamos frente a una situación similar: el saber de aquellos que tienen poder sirve como herramienta de dominación sobre los que no tienen otro conocimiento más que el de su cuerpo.

El ´´saber´´ existente sea científico o narrativo provee un cumulo de conocimientos construidos sobre la base del pensamiento sistematizado que busca la reflexión crítica y le permite ser traducido en cantidades de información. Todo este ´´saber´´ le da ´´poder´´ representado por otros poderes, que se encuentran estrechamente ligados. Afectando el ´´poder´´ en la economía, en la política y en la sociedad, pero estando en las manos del ´´sujeto´´.