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Últimas movilizaciones

Aunque no sólo cambia la filosofía...
Como todos sabemos, el verano ha estado muy cargado de movimientos en lo que a la futura LOE se refiere: en la segunda quincena de julio, era aprobado el anteproyecto en el consejo de ministros, pese a que unos días antes el dictamen del Consejo de estado había subrayado que la nueva ley apenas hacía referencia al esfuerzo y al estudio como deberes del alumnado. Poco le importó al gobierno, que vino a decir que este órgano es sólo consultivo, y que debe pronunciarse fundamentalmente sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad del proyecto. Será constitucional, sí, pero no es sólo eso lo que se espera de una ley educativa. Cualquiera que haya estado de evaluaciones en estos días habrá visto cómo los alumnos juegan con las amplias opciones de promoción y titulación que la ley ofrece. Ya tendremos tiempo de arrepentirnos, y si no al tiempo. Pero hoy no quiero centrarme en este aspecto de la LOE sino, una vez más, en la situación de la filosofía. Algunos profesores piensan que se han salvado los muebles, mientras que otros se muestran bastante pesimistas. Sea como fuere, la movilización de estudiantes y profesores no ha cesado todavía, y desde aquí queremos invitar a participar a todos los que lo deseeis. A día de hoy, la LOE está aún pendiente de ser aprobada en el parlamento, y los partidos políticos tienen tiempo de presentar sus enmiendas hasta el día 19 de septiembre. Desde el foro de Sí a la filosofía, una de las páginas que más pendientes ha estado de la evolución del asunto, se ha elaborado una propuesta de enmiendas para enviar a los partidos políticos. Aparecen incluso las direcciones de algunos de los representantes de los partidos en la mesa de educación. No sé si servirá de mucho o no, pero ya es uno de los últimos cartuchos que quedan (quizás el último), antes de que la LOE vaya concretándose en diferentes decretos, a los que tendremos que estar pendientes para observar cuánta carga horaria se asigna al final a las asignaturas filosóficas, y, sobre todo, qué tipo de contenidos se incorporan a las mismas. Y convendría estar atentos no sólo a la filosofía, sino a todo el contenido de la ley: promoción, evaluación, curricula, itinerarios... Si fuera posible adelantar y prever hoy los errores que gerarán las leyes del mañana, nos hubiéramos ahorrado muchas reformas y leyes educativas. El problema es lograr estar al tanto de todo esto, cumpliendo a la vez con todas nuestras obligaciones escolares. Se supone que son, particulamente, los políticos los que se deben dedicar en cuerpo y alma a este tipo de cosas. La pregunta es: ¿podemos confiar en ellos" -----