Algo huele a podrido en alguna provincia, cuando la dirección provincial de educación de la misma devuelve los horarios y los agrupamientos al 60% de los centros educativos. Pues esto es, ni más ni menos, lo que ha ocurrido en este comienzo de curso en León, donde los profesores, padres y alumnos han unido sus fuerzas para reclamar lo que consideran una educación de calidad. Aplicando la ley de una forma literal, estricta y rígida, la dirección provincial ha querido desautorizar a los equipos directivos de los centros y quebrar un principio tan elemental como el de la autonomía de los mismos. El argumento de la dirección provincial es tan sencillo como irracional: si la ley establece como ratio máxima 30 alumnos por clase (y 35 en bachillerato), los equipos directivos deben intentar llenar los grupos, para sacar la máxima rentabilidad-eficacia en la tarea docente. ¿Qué hace si sobran profesores" Bien sencillo: podrán impartir clases de refuerzo por las tardes.
Cualquiera que se dedique a la docencia sabe perfectamente que el tema de la ratio alumnos/clase no es una cuestión de comodidad del profesorado. Se aprende más y mejor cuando el grupo es reducido y siempre será un progreso educativo el lograr rebajar la ratio. Cualquier institución educativa que se precie trabajará para que esa rebaja aparezca en la ley o para que sea una realidad en el aula. Las respuestas que han ofrecido las diversas autoridades educativas han dejado mucho que desear: ¿Puede un consejero de educación afirmar públicamente que no hay estudios concluyentes que demuestren que en grupos reducidos se aprende mejor que en grupos amplios" ¿Es admisible que diga que las movilizaciones y protestas son tan sólo consecuencia del temor de los profesores a perder su puesto de trabajo" Quien sabe si las maniobras de la consejería de educación son un ensayo más a extender el próximo curso al resto de la comunidad. Si alguien analiza la educación como negocio, no les puede salir más redondo: con la misma plantilla de profesores, Castilla y León podrá ofrecer clases por las tardes. ¿Una especia de "éxito escolar" gratuito"
Todo lo sucedido no sería kafkiano si la propia consejería de educación no tuviera parte de responsabilidad en todo ello. De todos es sabido que en la pasada convocatoria de oposiciones se convocaron más plazas de las necesarias. Así, hay profesores de dibujo cuidando residencias, impartiendo tecnología o profesores de filosofía responsables del ámbito sociolingüístico de diversificación. La misma consejería que hincha la convocatoria (quizás por presiones sindicales, quién sabe) es la que envía a los centros, en ocasiones, más plantilla de la necesaria. Cuando el equipo directivo organiza todo el centro para utilizar a todos los profesores de que dispone, la consejería les afea el gesto a través de la dirección provincial de educación. Y por si esto fuera poco, los dos últimos consejeros de educación han tenido a bien enviar una carta a los centros ensalzando a los profesores de esta comunidad cuando el informe PISA ha otorgado unos resultados más que aceptables a los alumnos de la misma. En septiembre, somos unos vagos que tememos por perder nuestro puesto. En diciembre, con la bendición de PISA, excelentes profesionales, garantía de la calidad educativa. ¿A qué se creen que están jugando" Un mero ejercicio de responsabilidad política debería arreglar todo este desaguisado.
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