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Formación y experiencia... para seguir siendo profesor
Recientemente recibía la evaluación negativa de la ANECA dentro del proceso de acreditación para ser profesor universitario. Desde la última reforma universitaria, y tratando de evitar la endogamia, se ha instaurado una certificación previa de una institución nacional, cuya acreditación no garantiza un puesto docente en la enseñanza superior, sino que tan sólo permite presentarse a los procesos de selección. Tras nueve años de docencia en secundaria, alguna que otra publicación, varias comunicaciones, alguna ponencia y otros méritos que no vienen al caso, la comisión evaluadora ha dictaminado que estos méritos no son suficientes ni siquiera para desempeñar un puesto de profesor ayudante o profesor contratado doctor. La formación en idiomas y el trabajo invertido en la innovación educativa tampoco son tenidos en cuenta. El elemento indispensable y del que carece mi solicitud es la experencia docente en la universidad. El proceso es delirante y contradictorio: si alguien pretende presentarse a un proceso de selección de cualquier Universidad ha de contar en su currículum con experiencia docente previa en alguna Universidad. La pescadilla que se muerde la cola, con el fin de evitar la endogamia que caracterizó, caracteriza y caracterizará a la universidad española.

Pese a todo no quiero convertir la anotación de hoy en un lamento personal. Lo que sí pretendo es poner de manifiesto la nula promoción del profesorado. Aquel que pase a formar parte como un número más del cuerpo de profesores de enseñanza secundaria puede contar con la absoluta seguridad de que se jubilará como profesor de enseñanza secundaria. ¿Que dedica parte de su tiempo a experimentar con las TIC en su área" Excelente. Sus retribuciones y su reconocimiento oficial será exactamente los mismos que reciben aquellos que ni siquiera se preocupan de navegar por Internet buscando recursos para su asignatura. ¿Que emplea su tiempo a cursos de formación o a la elaboración de una tesis doctoral" Fabuloso. Nada le distinguirá del compañero que lleva quince años utilizando el mismo material didáctico. Si por casualidades del destino, el ingenuo profesor novato estudia idiomas, recibirá la inestimable recompensa de ser integrado, quizás, en un programa de enseñanza bilingüe, sin contrapartida alguna. El estímulo a la formación, la innovación y el perfeccionamiento del profesorado en este país es inexistente, dato que choca con la innumerable legislación que deja de lado a uno de los integrantes esenciales de todo sistema educativo.

La crítica habitual del apoltronamiento del profesorado olvida una causa de dicho fenómeno: la ausencia completa de incentivos para que el profesorado se siga formando, innove, mejore. La máxima aspiración del profesor que comienza tiene muy cortas miras: ir cumpliendo trienios y sexenios para cobrar una cantidad mayor al mes. Y ya. Nada que invite a los profesores a investigar con las TIC, nada que premie su participación en proyectos bilingües, ninguna mejora profesional. Absolutamente nada. Con este panorama, no es de extrañar que un grupo no insignificante se canse de un sistema que ignora la tarea docente, y dedique a su trabajo el tiempo y esfuerzo estríctamente necesarios. La administración fagocita el trabajo de los iluminados que gastan tiempo, dinero y esfuerzo en aprender. No los reconoce, pero los utiliza. El profesor que antes daba clase en castellano, ahora lo hace en inglés en algunos centros. ¿Coste del bilingüismo" Cero euros, a no ser que contemos con los costes de los cursos de formación. Las nuevas tecnologías: miles de internautas extraen recursos de páginas web que carecen de apoyos institucionales. ¿Coste" Los equipos informáticos, sus autores son prescindibles. El profesorado trabaja gratis, no necesita reconocimiento y mucho menos promoción. A ver qué se han creido los profesores...

Desde luego, el panorama es deprimente. Supongo que mi abrazo y reconocimiento poco o nada sirven pero, sin duda, los tienes. Desde luego la "carrera" del profesor de secundaria se cierra bien pronto en la desidia. La creación de cátedras - metadona de la carrera docente - pero parece ridícula (una suerte de ascenso al generalato por permanencia y paciencia). Me parecería más oportuno que el dinero que se van a pagar a los futuros - y presentes - catedráticos se asignara a los tutores que, si realizan su trabajo medianamente bien, merecen reconocimiento. Una carrera docente, en mi entender, debiera posibilitar el tránsito hacia niveles superiores ( y retornos si fuera el caso) precisamente ahora que quieren crear "master" para enseñantes.

¡Hola Luis! Pues el abrazo se agradece, máxime cuando eres el "comentador" por excelencia de este blog (te sorprendería la comparación entre el número de visitas y la cantidad de comentarios...). La creación de cátedras no es la solución y mucho menos si la idea es que para acceder a la cátedra sigamos la senda de elefantes de la experiencia docente, que es la que se sufre en el concurso de traslados. Si se crean cátedras, que se creen de verdad, con contrastación de méritos. Y que el acceso implique no sólo la jefatura del departamento, sino alguna otra posibilidad. En la actualidad, la comunicación profesional entre la secundaria y la enseñanza superior no existe. Coincido contigo en el aspecto de las tutorías. Es un trabajo a mayores, que ni se paga ni se reconoce. Un buen tutor en una clase es impagable, y tanto los alumnos como los padres lo saben apreciar. No así la administración. Lo de los "master" para enseñantes es harina de otro costal. Después de haber participado en el CAP durante varios cursos no tengo ninguna manera de acceder a la didáctica de la filosofía. Será un pedagogo el que enseñe a los futuros profesores cómo se enseña esta materia. Aunque no sepa filosofía, supuestamente es el mayor experto sobre cómo enseñarla. A nivel personal estas cosas van minando, para qué negarlo. Esta propia página y algún que otro proyecto en marcha se ven cada más cuestionados: es como si no trabajara nada a mayores, nadie lo valora. No hay oportunidades de promoción y tampoco reconocimiento en traslados: ya va para cinco años con destino definitivo, y de momento aquí seguimos. Otros profesores que jamás han curioseado con un blog dan sus clases en capitales de provincia y se aplican en sugerir a sus alumnos que entren en tal o cual página a comentar una anotación, o que realicen el Webquest de el portal de turno. Y eso por no mencionar las liberaciones sindicales o ciertas comisiones de servicio. ¡Salud! (que es lo único que nos queda a los idiotas que trabajamos para que otros den mejor sus clases o para que la filosofía coja algo de aire...)

Pero, ¡hombre!, ¿cómo se le ocurre plantearse un salto a la docencia universitaria? ¿Acaso ha perdido usted la vocación de educar? ¿No está conforme con sus "tres meses" de vacaciones pagadas? Y ese horario... Y, además, lo de innovar y actualizarse lo hace usted porque quiere; a lo mejor, incluso, por destacar y poner en evidencia a los demás. Tal vez por eso no le dejan a usted acceder a la universidad, porque allí no quieren listillos que vengan a decirles que las cosas se pueden hacer mejor. Tres mil años de pergaminos no pueden estar equivocados. Un saludo.

Totalmente de acuerdo con la esencia de la entrada. Mucho ánimo y felicidades por el blog, que es lo único que nos queda: el reconocimiento y consuelo entre nosotros.

Tal como lo cuentas, si no fuese dramático, el asunto de las evaluaciones para la acreditación previa al acceso a la docencia universitaria sería pura comedia. Habría que darle más "publicidad"... Por lo menos, que se sepa. No digo que los profesores de secundaria, en cuanto tales, tengan una preparación sublime para enseñar -que, en mi opinión, no la tienen-, pero los docentes universitarios -en cuanto tales- tienen aún menos. Quizá sea una consecuencia del carácter funcionarial de la actividad. De hecho, eso mismo pasa en otros muchos sectores de las administraciones públicas. Si un elemento clave para la buena marcha de la enseñanza es la motivación de profesorado, me temo que va a ser difícil contar con un sistema educativo digno si no cambian muchas cosas, porque el que tenemos, en el fondo, estimula el conformismo vulgar y corriente. De todos modos, Víctor, no creas que solo os queda el "reconocimiento y consuelo" entre vosotros. Hay también quienes, sin ser docentes ni (ya) tener hijos en el sistema, nos seguimos preocupando por "vuestro" mundo y reconociendo los buenos trabajos de muchos docentes (aunque, a efectos prácticos, algunos pintemos muy poco). Saludos

¡Saludos! Pues ya que te refieres a ello, que se sepa: en la actualidad hay varias figuras contractuales en la enseñanza superior. De mayor a menor rango: catedrático, profesor titular, profesor contratado doctor, proyesor ayudante y profesor asociado. Puede que me haya dejado alguno en el camino. Es imposible acceder a ninguna de esas figuras sin la acreditación de la ANECA, excepto en el caso de los profesores asociados, a los que se pide estar ejerciendo algún tipo de actividad profesional que vayan a compatibilizar con la docencia. El caso es gracioso y trágico: para ser profesor ayudante piden una acreditación que cuenta como uno de los elementos esenciales el haber tendio experiencia en la enseñanza superior. Como decía en la anotación, no importa cualquier otro mérito: tesis doctoral, publicaciones, idiomas, experiencia en secundaria, innovación con TIC... Nada. La experiencia docente previa es indispensable. En resumen: o bien entras desde la figura de profesor asociado, o es imposible entrar en la universidad. Las opciones de entrar de profesor asociado son mínimas para quienes vivimos alejados de ciudades con estudios universitarios. Y eso por no hablar de la transparencia de los procesos de selección. Es una auténtica locura, y más aún si pensamos que este mecanismo trataba de evitar la endogamia. Y la palmada de ánimo, tanto de compañeros como de los que no lo son, está muy bien y se agradece. Pero no es suficiente cuando se ve cómo otros compañeros con muchos menos méritos objetivos logran comisiones de servicio, liberaciones sindicales o puestos universitarios. Hay que estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Y lo más importante: con los contactos adecuados.

Hola colegas, Qué claramente has descrito las cosas. Mi situación personal y profesional se identifica prácticamente al 100% con lo que expones. Por suerte, una de mis pocas virtudes es la tenacidad y gracias a ella he conseguido una plaza de Asociado magnífica (300 euros mensuales) durante un añito, a la par que disfruto de una costosa Licencia por Estudios semiretribuida por el mismo tiempo. Esto es pan para hoy y hambre para esta tarde, pues, en el mes de Septiembre no me quedará más remedio que enfrentarmne a la realidad de la vuelta, para mí nada agradeble (con perdón para los colegas) al IES de destino. Mi decisión final sobre mi regreso seguramente será drástica. A medidas de ANECAS y sistemas kafkianos altamente inoperantes, respuestas clamorosas: si la salud me acompaña, abandonaré mi plaza de funcionario de carrera en Secundaria (no tengo los cinco años exigidos por ley para la excedencia voluntaria). ¿De qué viviré?, lo ignoro, pero la persistencia en las quijotadas de alguna manera deberá tener su refrendo en algún momento de mi vida. Hay quien lo achaca a antojos inmaduros de juventud, pero ¿quién detenta la verdad...? Un abrazo y ánimo y perseverancia para los que estáis en el plano de la excelencia única, la de uno mismo.