La cosa no para ahí: resulta que la prueba es obligatoria en la vía científica y tecnológica, en la vía "literaria" (quizás "humanística" fuera una traducción mejor) y también en la de ciencias sociales. Y todo ello, por lo visto, profundamente arraigado y respetado en el sistema educativo, sin que ningún ministro se atreva a cuestionar la función de la filosofía en el mismo y sin que nadie se lleve las manos a la cabeza ni se rasgue las vestiduras por el hecho de que alumnos de perfil científico estudien filosofía. Alguna vez ya se lo había oído comentar a alguna profesora de francés: en el país vecino la filosofia es una materia respetada, a nadie se le ocurriría cuestionarla o despreciarla. Dejando de lado las valoraciones de la materia, me parece que todas las comunidades autónomas deberían tener en cuenta el modelo francés a la hora de estructurar su examen de filosofía. Los comentarios de texto "encorsetados" que se estilan en la mayoría de comunidades son absurdos, y no fomentan la capacidad de pensamiento de los alumnos. ¿Por qué no confiar en los alumnos, animarles a que tengan "el valor de servirse de su propio entendimiento" y convertir el examen de filosofía de las PAU en una disertación"
Como digo en el título, la propuesta no deja de ser un brindis al sol. No tengo constancia de que pase por aquí ningún profesor universitario de filosofía, y mucho menos aquellos que se encargan de las PAU. Con todo, no me resisto a contarlo: ahora que en la mayoría de comunidades se está gestando la PAU de los próximos años estaríamos en el momento adecuado para que las universidades y los responsables de la PAU de todas ellas se pusieran de acuerdo en plantear como ejercicio de filosofía la elaboración de una disertación. ¿Qué necesidad hay de que todas las comunidades aúnen estructura" La respuesta no es difícil: según parece las cuestiones de la PAU francesa se convierten, durante unos días, en objeto de reflexión nacional, con debates radiofónicos al respecto, textos de opinión en los periódicos, etc. En definitiva: los profesores franceses de secundaria y los de la Universidad logran una visión más aplicada de la filosofía, en la que plantean cuestiones que tocan directamente a la sociedad, logrando despertar su interés. Se trata de que la filosofía como actividad tenga una mayor presencia social, algo que más de una vez se ha defendido aquí y en algún otro lugar. Viendo estas cosas, no me extraña lo más mínimo que provengan de Francia iniciativas como las universidades populares (Onfray participa activamente en la de Caen) o que autores como Brenifier vengan de vez en cuando a enseñarnos a preguntar en clase y a organizar talleres filosóficos. Y a contrapelo: estando así las cosas, tampoco hay que extrañarse mucho de que la filosofía esté como está. Buena parte de la culpa la tenemos nosotros, los profesores (de secundaria y Universidad, claro está). ¿Alguien se atreve a recoger la propuesta y plantearla seriamente"
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