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La peli y el libro

Sobre las adaptaciones cinematográficas de novelas
En una reciente conversación, me contaban que la adaptación cinematográfica de Ensayo sobre la ceguera de Saramago, titulada A ciegas, estaba bien pero que no alcanzaba ni mucho menos la brillantez del libro. "Como siempre", fue una de las coletillas utilizadas. La experiencia no es novedosa, y la hemos podido escuchar en muchos lugares y ocasiones: el cine y la literatura mantienen relaciones fluidas, se intercambian materiales, textos y personajes. Sin embargo, algo debe perderse en este proceso, algo valioso y que provoca un resultado común: aquel que ha leído un libro suele quedar decepcionado ante su adaptación al cine. Mientras hablaba de esto, se me venía a la cabeza el Laocoonte de Lessing, un texto en el que el autor alemán compara la poesía y la escultura. Capacidad expresiva, limitaciones técnicas, posibilidades plásticas... Como no voy a estar a la altura de Lessing, sí que me atrevo hoy a proponer algunas ideas en torno a la relación entre cine y literatura, tratando de desvelar por qué la película no satisface al lector.

La primera razón que se me ocurre es de tipo lingüístico. Estamos ya cansados de oir que una imagen vale más que mil palabras. Sin embargo, las palabras son capaces de detenerse y recrearse en el tiempo, de expresar matices y detalles imposibles de reflejar en 24 fotogramas por segundo. La descripción de una novela puede ser mucho más profunda que cualquier escena de una película, sin que esto pretenda ser un reproche para el cine. Pongamos un caso extremo: ¿tendría sentido hacer una película de En busca del tiempo perdido" La maravilla de la novela o el ensayo es esta: el tiempo es maleable. Puede detenerse o precipitarse. Treinta páginas para un minuto. Dos párrafos para diez años. Y no sólo eso: la novela puede expresar pensamientos, ideas, sentimientos que ni si quiera el mejor de los actores podría transmitirnos en pantalla. Me viene a la memoria Crimen y castigo. ¿Existiría alguna forma "entretenida" de expresar las reflexiones, los remordimientos y las vivencias internas de su protagonista" Llega un momento en el que el mundo interior que describe la novela resulta inalcanzable para la película.

El lenguaje cinematográfico juega, a mi entender, con el tiempo. La gestión de la acción y de la información que se presenta al espectador en cada momento. La acción, el ocurrir y el discurrir de acontecimientos es su materia prima: en las películas pasan cosas. Cuenta además, con una gran plasticidad e inmediatez. Algo que saben bien los alumnos: novelas que pueden ocuparnos tardes de lectura, se condensan en hora y media de película. Literatura y cine son, a fin de cuentas, dos lenguajes distintos que proporcionan experiencias diversas al receptor. Y es esta otra de las claves para entender por qué no suelen acertar las versiones cinematográficas de novelas: la experiencia del lector es única, en un sentido más genuino que la que le corresponde al espectador. Una película basada en una novela es sólo una de las muchas lecturas e interpretaciones que esta ofrece. Qué duda cabe que también las películas son interpretables: sin embargo los niveles de "lectura" o interpretación pueden verse acotados por las características propias de la imagen en movimiento. Cine y literatura, literatura y cine. Dos formas de crear, con posibilidades y características diversas. Afortundamente no tenemos que elegir: podemos leer el libro, ver la película y disfrutar de ambas. Como ocurre, por ejemplo, en El nombre de la rosa.

Como escuché decir alguna vez, hay al menos un caso en el que la película es mejor que el libro, a saber, El Quijote. ;) Saludos

Me atrevo a añadir una explicación que expresa con mucha claridad, en mi opinión, la diferencia entre el cine y la literatura desde la perspectiva receptora del espectador. Lo recoge Mario Onaindia en "El guión clásico de Hollywood", y es obra de R. Ingarden: "el lector de una novela lleva a cabo un proceso de concretización. A pesar de que las palabras son siempre abstractas, el receptor se imagina objetos o personajes concretos, aun cuando el autor no le ofrezca detalles sobre los mismos... El espectador de una película en cambio percibe siempre objetos singulares y concretos, y su actividad principal es elaborar un mundo particular más abstracto que el meramente individual, siguiendo la interpretación de los recursos narrativos y dramáticos que posee toda película". Quería añadir que, aunque comparto el sentir de tu entrada, me cuesta aceptar que ni el mejor de los actores pueda transmitir determinados pensamientos, ideas o sentimientos que sólo estarían al alcance de la literatura, después de ver el cine de Angelopoulos o Bergman, por poner dos ejemplos. Muy interesante la entrada.

Para mi Tim Burton como director y escritor(3 libros) y protagonista de muchos libros biográficos y también las adaptaciones de sus pelis es un buen ejemplo de cine combinado con lectura.