La primera razón que se me ocurre es de tipo lingüístico. Estamos ya cansados de oir que una imagen vale más que mil palabras. Sin embargo, las palabras son capaces de detenerse y recrearse en el tiempo, de expresar matices y detalles imposibles de reflejar en 24 fotogramas por segundo. La descripción de una novela puede ser mucho más profunda que cualquier escena de una película, sin que esto pretenda ser un reproche para el cine. Pongamos un caso extremo: ¿tendría sentido hacer una película de En busca del tiempo perdido" La maravilla de la novela o el ensayo es esta: el tiempo es maleable. Puede detenerse o precipitarse. Treinta páginas para un minuto. Dos párrafos para diez años. Y no sólo eso: la novela puede expresar pensamientos, ideas, sentimientos que ni si quiera el mejor de los actores podría transmitirnos en pantalla. Me viene a la memoria Crimen y castigo. ¿Existiría alguna forma "entretenida" de expresar las reflexiones, los remordimientos y las vivencias internas de su protagonista" Llega un momento en el que el mundo interior que describe la novela resulta inalcanzable para la película.
El lenguaje cinematográfico juega, a mi entender, con el tiempo. La gestión de la acción y de la información que se presenta al espectador en cada momento. La acción, el ocurrir y el discurrir de acontecimientos es su materia prima: en las películas pasan cosas. Cuenta además, con una gran plasticidad e inmediatez. Algo que saben bien los alumnos: novelas que pueden ocuparnos tardes de lectura, se condensan en hora y media de película. Literatura y cine son, a fin de cuentas, dos lenguajes distintos que proporcionan experiencias diversas al receptor. Y es esta otra de las claves para entender por qué no suelen acertar las versiones cinematográficas de novelas: la experiencia del lector es única, en un sentido más genuino que la que le corresponde al espectador. Una película basada en una novela es sólo una de las muchas lecturas e interpretaciones que esta ofrece. Qué duda cabe que también las películas son interpretables: sin embargo los niveles de "lectura" o interpretación pueden verse acotados por las características propias de la imagen en movimiento. Cine y literatura, literatura y cine. Dos formas de crear, con posibilidades y características diversas. Afortundamente no tenemos que elegir: podemos leer el libro, ver la película y disfrutar de ambas. Como ocurre, por ejemplo, en El nombre de la rosa.
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