Repasando los materiales curriculares que suelen enviar las editoriales, uno no sabe si reir o llorar: en el mejor de los casos se acompañan de un cd, cuyo contenido se puede calificar de muchas maneras, pero no de interactivo ni adaptado a las condiciones de la enseñanza a través del ordenador e internet. Que un periódico que se presenta como socialista incluya una noticia como esta es, cuando menos, sospechoso: las alianzas (tácitas o expresas) con el gobierno y los grandes grupos editoriales son más que evidentes. Decir que falta formación profesorado y que su preparación para el mundo digital es "prehistórica" es tan falso como afirmar que la preparación de la "industria del libro" es mucho mayor. Este tipo de descalificaciones me reafirman en la idea de dejar de utilizar materiales de las editoriales lo antes posible: se trata de un negocio que vende aquello que cualquier profesor es capaz de hacer. La enseñanza 2.0 no debería plantearse como negocio, sino como oportunidad de cambio de valores respecto al conocimiento: cualquiera que lleve un tiempo por estos lares sabe de prácticas comunes como el compartir materiales y recursos.
Del desprecio por parte de las autoridades educativas (da igual del signo que sea) hacia el profesorado y sus esfuerzo, sabíamos ya desde hace tiempo. Del pánico que sienten muchas editoriales al ver que se les puede escapar el negocio, también. Pero que periódicos que incluyen secciones sobre educación y nuevas tecnologías den espacio a este tipo de reflexiones me parece inaceptable. Una vez más, el debate se lleva en la superficie: no se dice nada sobre la pedagogía de la enseñanza 2.0, de sus aciertos y sus sombras, de sus problemas. Sólo importan las máquinas (ordenador, cañón y conexión) y los materiales de pago. Este es el socialismo educativo: aprovechar la integración de las TIC para los acuerdos comerciales, dejando de lado a los que llevan parte de la voz cantante en estos asuntos, que no son otros que los profesores. Ya no es sólo que no se reconozca el trabajo, que no haya remuneración ni recompensa. El gobierno se queda sólo con la falta de formación: como en tantas otras reformas, los profesores siguen siendo meros espectadores. Que ustedes lo ganen bien, señores políticos y empresarios de diversa índole. Desde la trinchera educativa tendremos que estar al tanto de sus desmanes y mentiras. Es lo único que nos queda.
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