Una de las funciones de la música es expresar sentimientos. Como anda revuelto el patio, no se me ocurre hoy incluir un video de ninguno de los grandes compositores que presionan al gobierno. No vaya a ser que me cierren el chiringuito, con lo bien que lo paso por estos lares. Así que puestos a hacernos sentir, prefiero acudir a Beethoven. La oda a la alegría no sólo es el himno de Europa: nadie necesita saber lo que dice la canción para sentir algo mientras la escucha. La música clásica es una mina de recursos que no podemos desaprovechar: Beethoven no nos denunciará y tampoco el Coro sinfónico de la Universidad de Concepción (Chile). La música clásica se gasta una elegancia distinta de la que exhiben los grandes "compositores" del pop/rock nacional. Disfrutemos de la música compartida, ahora que todavía nos dejan.
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