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Cinco sentencias para las sesiones de evaluación

Tópicos muy recurridos para explicar la situación de los alumnos

En muchos institutos comienzan esta semana las sesiones de evaluación. Tres meses de trabajos, actividades de clase, comentarios y exámenes que terminan cristalizando en una nota, fatídica o salvífica según los casos. Antes de la impresión de los boletines se celebra el ritual de siempre: la sesión de evaluación, a la que cada profesor acude con su cuaderno de notas, dispuesto no sólo a calificar sino también a comentar la evolución de los alumnos, uno por uno. Entre la ironía y el humor, ofrecemos hoy cinco de los comentarios más escuchados, para proveer a quien lo necesite de frases que compartir o incluso mejor: tópicos que desterrar.

  1. Esta persona no tiene base, es imposible que apruebe este curso.
  2. Aún no me explico qué hace en bachillerato. (Otra variante: este chaval no es de bachillerato)
  3. Tiene cabeza, pero no hace absolutamente nada. (Variante: podría sacarlo, pero no le da la gana)
  4. Bastante hace con la familia que tiene. (Variante: no puede hacer más con lo que tiene en casa)
  5. Falla de coco. (Variante: trabaja mucho, pero no le da de sí)

Hay paradojas educativas: las causas del fracaso siempre son ajenas a los centros. Los alumnos buenos, llegan a serlo gracias a sus profesores. Y lo que es peor: las frases se repiten en la primera y en la última evaluación: como si entre medias nada hubiera ocurrido.

Lo más triste es que son tópicos que la mayor parte de las veces creo que no hay razones para desterrar, y en los que suelen coincidir distintos profesores: 1. Persona sin base: alumnos de 1º de la ESO que no saben multiplicar ni dividir, con lectura silabeante, alumnos de bachillerato que no saben despejar una ecuación, que no ponen un solo signo de puntuación en un examen de dos folios, etc. Alumnos que llegan al bachillerato científico sin haber cursado la Física y Química o Biología y Geología de 4º... 2. No me explico qué hace en el bachillerato: Alumnos que cursan el bachillerato obligados por sus padres, sin el menor interés en el estudio, y que se mueren de ganas de estudiar un ciclo formativo de grado medio. Algunos faltan mucho a clase (llegan a perder el derecho a la evaluación continua), otros, para no aburrirse, molestan a sus compañeros que sí quieren aprender... 3. Tiene cabeza, pero no hace nada: alumnos de 2º bachillerato que no estudian todos los días, pero que todos los días "salen a tomar algo", que dicen que "tienen que vivir la vida", que estudian algo el día antes del examen... 4. Bastante hace con la familia que tiene: Comentario de una madre: "Es que mi hijo no para de leer; a ver si le quito el vicio", familias de alumnos feriantes que llegan en noviembre y se van en marzo, familias que mandan a sus niños al instituto para que se les emita un certificado de matrícula y asistencia que les permita cobrar el IMI, que tienen dinero para comprarles la "Pleyesteison", pero que se les abren las carnes por gastar la mitad de ese dinero en libros, etc. 5. Falla de coco (trabaja mucho, pero no da de sí): el famoso "Quod natura non dat, Salmantica non praestat". Una gran verdad que se refleja en un desigual reparto de capacidades e intereses. Hay alumnos que tienen un entorno familiar que favorece el estudio, buenos profesores, interés por aprender, pero escasa capacidad intelectual. Muchos acaban la ESO más por su actitud y comportamiento que por capacidad y conocimientos. Encontrar motivos más que justificados para semejantes comentarios es una consecuencia de un sistema educativo que entiende la igualdad no como igualdad de oportunidades para que cada cual despliegue al máximo sus cualidades e intereses, sino como igualación y "mediocrización" que penaliza al alumno que puede y quiere aprender con la compañía y el mal ejemplo de los pillos y holgazanes que ven como una amenaza a sus compañeros más brillantes.

Lo peor de estas "frases escoba" no está en que describan la casuística del estudiante. Lo peor es su reiteración (llevo 22 años o así en el negocio y no ha variado el vocabulario) y que, a poco que las giremos, muestran la vida profesoral "como un espejo", que decían los del barroco, el espejo de lo que no hacemos. Las frases agotan el discurso de la evaluación - sé de evaluaciones que reducen aún más el vocabulario - y provocan como efecto colateral el aburrimiento del profesorado. "Está todo muy mal", podría decirse,y en un plis plas terminar. DE todas formas no veo la línea deductiva que le lleva a Profesor de a pie a concluir que el sistema "mediocratice": la variedad es espléndida---- tenemos alumnos que no tienen base (pero quizás sí ganas y hasta coco), alumnos con base pero sin esfuerzo manifiesto, alumnos con base y esfuerzo peron sin coco (para hacer bachillerato), alumnos que sobreveviven a pesar de sus familias. Y cabe suponer que alumnos con coco y voluntad (de esos no se habla porque lo llena todo el número: 10). En modo de arca, tenemos : burritos y hormiguitas, ocas-del-foie, zopencos, zorros, tortuguitas, arañas esquizofrénicas, patitos feos, ornitorrincos (el tipo freak que sólo sabe de batallas o de análisis morfológicos), cisnes monísimos(generalmente monísimas), carcomas y canguros, insectos-palo... Sin embargo, dedicar la hermosa reunión de cráneos privilegiados -la evaluación- a hacer zoología me parece un poco pérdida de tiempo. Quizás sea mejor alegrarse por los que no estando en la mejor cabeza - que siempre es la del profe - siguen luchando día a día y terminan, oh sorpresa, hilvanando tres frases con coherencia; sonreír porque la tortuguita gane a la liebre y llenarse el corazón de gozo si, a pesar de la familia, alguien consigue saltar el río. Que los alumnos sean mediocres es una suerte - que pronto desaparecerá - porque la sociedad que bordea a la escuela es algo más feo y bajito. Y, vaya, encontrar a la lumbrera que a mitad del curso nos ha convertido en casi-prescindibles eso, creo, debe ser ya la leche. Vale, todos estos comentarios son demagógicos. Pero el tedio de las evaluaciones es síntoma de algo. Y no sé que hace el sistema que no busca planes para atender a los sin base, a los cortitos que precisan más esfuerzo, a los amigos del tedio y el spleen que precisan excitación, a los que por razones familiares se ven ahogados en el primer charco.... Oficio raro en el que la diferencia nos invade y miramos sólo la belleza de UNA luna que dicen los mayores alguna vez iluminó aulas llenas de ramonesycajales o mariaszambrano. Un saludo.

El sistema favorece la mediocridad porque impide que los alumnos con más posibilidades puedan desarrollarlas plenamente, y es un sistema que tampoco es eficaz para que los alumnos con menos posibilidades intelectuales las desplieguen hasta donde puedan. Creo que el día a día de cualquier profesor, con sus dificultades para mantener el orden, aprovechar el tiempo y poder atender simultáneamente a toda esa espléndida variedad en una misma aula configura un abanico de experiencias que inductivamente conducen a la conclusión inequívoca de que no se atiende ni a los más ni a los menos brillantes intelectualmente.

objetivo: agotar los discursos_; resultado: más evaluación del profesorado, puesto que agotan los discursos..

Totalmente de acuerdo, hay que desterrar estos comentarios que aparte de ofensivos son poco útiles: se diagnostica un problema, se etiqueta pero no se hace nada para solucionarlo porque se señala al alumno o al entorno de manera exclusiva. Las sesiones de evaluación, aparte de cantanotas, deben servir para pensar modos de mejorar, no solamente para constatar lo malos que son los alumnos que no estudian