Pasar al contenido principal

Tres malos finales para una buena historia

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

Hace mucho, mucho tiempo, en un país muy lejano, un reducido grupo de personas puso en marcha un proyecto, que consistía en reivindicar una mayor participación en la toma de decisiones que afetaban a todos. Respondían a varios años de crecimiento de un poder que no les tenía en cuenta aunque decía estar pendiente permanentemente de sus intereses. Todo para ellos, pero sin ellos. Por eso, el grupo crítico se puso en funcionamiento. Manifestaciones pacíficas y continuadas, grupos de reflexión. Propuestas sencillas de cambio. Pero como tantas otras veces, el poder político fue astuto. Movilizó a sus partidarios que se infiltraron en el grupo para expandir ideas prefabricadas. Envió a los grandes cronistas del momento, para transmitir la apariencia de que se estaba produciendo una gran revuelta. Los que empezaron la tarea, se retiraron al ver que habían sido, una vez más, utilizados y neutralizados por el mismo poder que pretendían combatir. Y todo se convirtió en una fiesta de apariencia transformadora que se terminó diluyendo a las pocas semanas.

Cuenta la leyenda que hace unos años, en una sociedad democrática, el pueblo estaba cansado de los abusos del poder. Por eso organizaron revueltas justo antes de unas elecciones. Se organizaron en asambles y trataron de hacer llegar sus propuestas a lo que era una clase política totalmente alejada de las necesidades, inquietudes e intereses de la sociedad. Inicialmente despertaron el entusiasmo de muchos que los apoyaron. Pero muy pronto vieron que no era posible que sus reivindicaciones se hicieran realidad si no llegaban a estar presentes en las diversas instituciones. Por ello, formaron inicialmente una asociación que después se prolongó en un partido político. En todo este proceso, algunos comenzaron a criticar que se estaba perdiendo la intención original. A los pocos años, se presentaron a unas elecciones y lograron dos escaños en el parlamento. Fueron clave para formar gobierno, pero no lograron aprobar las medidas que alentaron inicialmente al movimiento, que terminó desapareciendo en las siguientes elecciones.

Hace unos meses comenzó en un país cercano una acampada impulsada por el descontento de los ciudadanos. Se trataba de uno de los movimientos que, forjado en las redes sociales, había logrado inexplicablemente una repercusión mediática, social y política. A las pocas semanas de su nacimiento, surgieron ya las primeras dudas: estaban causando molestias a otros ciudadanos, sus debates parecían abandonar el mensaje que les llevó a acamparse y las propuestas concretas se diluían en el aire. Las consignas claras y apolíticas de los inicios dieron paso a medidas muy alejadas de la realidad. Lo que inicialmente logró la adhesión de una gran mayoría comenzó a despertar recelos: instrumentalización política, falta de objetivos claros, aparición de mensajes que nada tenían que ver con los iniciales... el movimiento persisitió aún varias semanas pero se terminó diluyendo como un bonito sueño que termina con ciertos tintes de pesadilla. Unos lamentaron la oportunidad perdida, y arovecharon las movilizaciones para ir tomando contactos e ideas para futuras convocatorias en las que retomar las reivindicaciones esenciales que alentaron la revuelta. Otros decían que había que conformarse con los derechos que se tenían, ya que la peor de las democracias es mejor que cualquier otro sistema político.

Resulta que la iniciativa pilló a algunos por sorpresa,sobre todo periodistas, que a pesar de lo que parece se enteran siempre en los últimos momentos; y he ahí que se quedaron como de observadores y tomaron distancia del asunto hasta asaltar la "apariencia"; pues bien, sólo asumiendo que la política es un algo construido a intención, en busca de efectos, para provocar impresiones, sólo asumiendo la "apariencia" podremos combatir la realidad política; casi siempre en el siglo XXI ya no se trata de exposición retórica de ideas, sino de "imitación" de las tesis contrarias, aunque parezca una tontería; cuántas veces hemos pensado, los oyentes, no los periodistas, que ciertas ideas de uno se parecen, o parecían o parecieron a las ideas del otro? Estoy hablando de estética filosófica, pero no difusa, sino que tiene nombre y apellidos, como los corruptos; "no existe la corrupción" sino los corruptos; se aboga por la "acción invasiva" de la subjetividad; no hay otro camino; lo de menos aquí debe de ser el que las manifestaciones se hayan producido un poco antes de las elecciones; voluntad e inteligencia para sortear a los manipuladores; hay que pasar al otro lado por encima de ciertos sujetos, pero mediante una transición anónima; esto es lo difícil. Se confunde la patria con el cómo se debe hacer política, por aquello de que nadie puede tirar cantos a su tejado; no nos engañemos, aquí se trata del "sistema español"; aquí lo que sobran son dinosaurios, deben dejar la patria a otros, tan patriotas o más como ellos. Hay, empero, otra noción de patria. No la tierra de los padres, decía Nietzsche, sino la tierra de los hijos. Patria no es el pasado y el presente... Es algo que todavía no existe...» Si a alguien le mueve la curiosidad, que se lea el capítulo del Zaratustra "del país de la cultura",ahí se habla de máscaras, de patria,del falso presente, una tremenda prueba... Tengo que decir que al 15M le falta un gesto, un gran gesto, para producir ciertos efectos, para no convertirse en estampas; asumamos que la realidad no es tal, y que no se puede ser tan real para luchar pacíficamente contra el poder, porque los que acampan no dejarán de ser nómadas.

La indignación es un sentimiento justo. Pero la indignación por la indignación no constituye construcción alguna. Es preciso articular un proyecto viable. Pero articular un proyecto viable no es cosa fácil, y más, cuando surge de un movimiento tan heterogéneo. Algunos pensarán que ojalá sea esta la primera piedra para la construcción de lo que está por venir. Pues bien, ese ojalá dependerá muy mucho del proyecto que se desee articular. Pero viendo el discurrir de las cosas (viendo la ideología que se está adueñado de dicho movimiento), prefiero acogerme y recitar aquel dicho que reza así: “Virgencita, Virgencita, por favor,déjame como estoy”.

....bueno bueno, elias,no será para tanto; no merece todavía esa invocación a la virgen...más quisieran algunos.

Heracles,en España, o se invoca a la Virgen o se invoca al Diablo....

quizás rengas razón elias: Al que dios no le dio hijos, el diablo le da sobrinos; y Yo como tú y tú como yo, el diablo nos juntó.