Me enteraba con sorpresa hace algunas semanas de la publicación en España de La sociedad del cansancio, un breve ensayo de Byung-Chul Han. El autor seguramente no dirá nada a casi nadie: es en nuestro país un perfecto desconocido. Hace ya algún tiempo, tuve la suerte de poder asistir a un seminario sobre Hegel en la Universidad de Basilea, que impartía precisamente el profesor Han. Se trata sin duda de las clases más provechosas de toda mi estancia de erasmus en la ciudad suiza. Recuerdo que la clase estaba llena y que alumnos de otras titulaciones se interesaban por las explicaciones del que por entonces era casi una pieza exótica en el seminario de Filosofía: un profesor coreano especializado en Hegel. Lo cierto es que con alemán que entonces estaba aún asentando, logré comprender lo poco de Hegel que sé, y lo que es más importante: interesarme por su lectura, gracias a las explicaciones del profesor Han.
Con estos precedentes, no podía dejar de pasar la oportunidad, y me hice con un ejemplar del texto de Han. Se trata de un ensayo coral, con pequeños capítulos que van mezclándose entre sí hasta formar una imagen general muy adecuada del tiempo en el que vivimos, de las sociedades que estamos formando entre todos. Todo el ensayo está dominado por la metáfora organicista: la sociedad es un gran organismo que sufre en cada época de sus enfermedades características. En nuestros días son las enfermedades psicológicas y neurológicas las que mejor nos ayudan a entender nuestro ser. La depresión como síntoma de seres humanos agotados, incapaces de dirigir sus vidas o encontrarles un sentido. Problemas de atención en las escuelas o de "quemados" en entornos laborales de lo más diverso: nunca antes hubo tal cantidad de enfermedades relacionadas con una psyche que por otro lado las teorías dominantes se empeñan en negar. Una más de las contradicciones en las que vivimos instalados.
El enfoque crítico de Han va aún más lejos: frente a lo que se pudiera esperar, el origen de estas enfermedades está en la positividad, en la imagen ilusoria de una vida maravillosa. Pensar que no hay enfermedad y dolor nos hace enfermar y sufrir. El individuo vive engañado, convencido por diferentes mecanismos propagandísticos de que podrá lograr todo lo que se proponga. Y la realidad es que no es así. Más aún: la mayoría de las veces no es así. La sociedad se instala en el cansancio porque ve una y otra vez que las promesas se desvanecen. El panorama que nos presenta el libro es un tanto sombrío, pero no muy alejado de lo que estamos viviendo. Una forma más, por poner un ejemplo, de interpretar la crisis económica, en la que según dicen se multiplican las consultas en psicólogos y psiquiatras y el consumo de antidepresivos. Alguien nos contó una vez el cuento de la lechera. Nos dijo que la vida es maravillosa y que el universo se alinea para hacernos llegar donde queramos. A grandes expectativas, grandes batacazos. No es de extrañar que el texto de Han se haya convertido en un superventas en Alemania. Ojalá que tenga suerte también en el mercado español. Es, sin duda, un autor a seguir en el futuro.
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