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El poder del arte

Los efectos del arte sobre el ser humano
Que el arte nace en medio de la vida es algo de lo que tenían conciencia los griegos. Desde el kuros de Anavissos (enlace en inglés. Por cierto: Wikipedia no dice nada del mismo, a fecha de hoy...) a la tragedia griega, el arte no era objeto de contemplación, sino que que más bien, se había convertido en un objeto de "participación" (valga la expresión). Era un objeto más de la vida, y se participaba en la tragedia griega con la misma naturalidad que se veneraba una escultura. Arte cultual, se le suele denominar, entre otras cosas porque estaba dentro del culto de esa religión fantásticamente politeísta que era la griega. El propio Aristóteles nos habla de la purificación (catarsis) que tenía lugar en la tragedia: las pasiones y emociones que intervienen en la misma provocan una viviencia en el espectador, convertido en un actor más de la misma. El arte se convierte entonces en un instrumento poderoso, capaz de influir en el comportamiento y en la vida de la gente.

Algo de eso nos ha quedado, como no podía ser de otra manera. Pensemos por un momento en las intenciones religiosas del románico, o en la "didáctica" o "catequesis" de la imaginería. Desde la función del arte en las religiones primitivas (o en prácticas o rituales chamanistas, animistas...) a la devoción y la adoración de las figuras (no está muy lejano el tiempo en el que todo se llene de árboles, belenes y hombre barbudos vestidos de rojo, el mercado tiene sus propios ídolos), lo cierto es que el poder del arte sobre el ser humano no es nada desdeñable. Quizás porque seamos simbólicos, porque nos dejemos atrapar y condicionar por ellos. Quizás por necesitamos expresar de un modo distintoideas, sentimientos y emociones o dejarnos llevar por lo que otros han expresado. Los individuos y las sociedades de todos los tiempos han vivido "ensimismados" por el arte, hipnotizados por el mismo.

Religión, política, sociedad, economía... El arte está presente en todas ellas de un modo diverso: afectando al estado de ánimo (Aristóteles), inspirando un tipo determinado de religiosidad, consolidando un conjunto de ideas políticas (desde el Che como icono socialista-capitalista al arte de las dictaduras), tocando los resortes más escondidos del ser humano para incitar su deseo de comprar (quién duda de que cierta publicidad es una forma de arte), o provando una auténtica revolución humana o social (el sueño de Nietzsche ¿realizado en nuestros días o áun pendiente de realizar"). La ciencia y la tecnología influyen en el individuo, desde luego, pero de un modo distinto de como lo hace el arte. Su mensaje es más "inteligible", más claro. El arte habla sin hablarnos fija canales de comunicación indescifrables para el lenguaje, y por ello se convierte, qué duda cabe, en una de las formas de influir sobre los individuos, sobre su forma de vivir y de pensar.

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Dice el Bhagavad Gita que siendo uno el proceso que conduce a la liberación - y que exige siempre la no-acción - hay tres vías: el conocimiento, el cumplimiento del deber y la devoción. Los tres superan la secuencia de causas y efecto, la vorágine del karma. De los tres me resulta especialmente interesante el elemento devocional concebido como la entrega al icono, al dios, al texto... ¿No tiene el arte algo de devocional - entrega al objeto artístico "para ver hacia dónde nos lleva", participación en lo que nos propone, dejarse arrastrar...? Ahora bien:¿no exige la reflexión sobre el arte perder la experiencia del arte y la experiencia del arte impide el distanciamiento crítico (al modo en que resulta imposible ver, en la célebres imágen doble, a la vez la copa y las dos caras)? Por ello se impone la pregunta: si tanto es lo que se pierde - pues suponemos que la experiencia del arte es valiosa y que al reflexionar se pierde - ¿qué se gana con la reflexión sobre el arte? Tal vez: ¿Y si la reflexión sobre el arte iniciara un nuevo proceso devocional, en este caso hacia el vocabulario (metalenguaje) de la reflexión?

El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena la música estremada, por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino el alma, [...] el oro desconoce, que el vulgo vil adora, la belleza caduca, engañadora. Traspasa el aire todo hasta llegar a la más alta esfera, y oye allí otro modo de no perecedera música, que es la fuente y la primera.

Ya veo que sí. Hablas del arte pero lo entiendes de modo muy amplio. La belleza de terminadas creaciones publicitarias también son arte. También yo lo creo. ¿Y qué decir del arte moderno? ¿no será el traje invisible del emperador? ¿Es arte todo lo que se expone en los museos? ¿Qué decir de la grieta abierta en la TATE MODERN? ¿Es posible hoy distinguir entre un museo y un parque temático? ¿No ha devenido hoy simplemente el arte en un espectaculo? Está cambiando el concepto del arte. A mí me parece que para mal. De ser algo con cierta profundidad se está convirtiendo en un pasatiempo.