Inmortalidad en Santo Tomás
En la cuestión 97, Santo Tomás distingue tres sentidos de la palabra inmortalidad. A saber: referido a la materia (cuerpo, en el caso del ser humano), a la forma (alma, en el caso del ser humano) y a la causa eficiente. Según este último sentido, que es el que defiende nuestro autor, el cuerpo y el alma son inmortales, pero no en virtud de sí mismos, sino porque han recibido esta inmortalidad de Dios, que es la causa de que el ser humano exista y ha querido dotarle de esta característica.