

No voy a entrar a discutir hoy este punto de vista. Pero sí hay un asunto que me llama la atención de ambas cadenas: la absoluta e inaceptable incoherencia de su ideología informativa con el resto de la programación. La sexta, por ejemplo, lanza telediarios en los que hacen gala de su pacifismo, su antiamericanismo y su antiimperialismo. Algo que resultaría creible si su telediario no fuera precedido por una serie como JAG, alerta roja que nos muestra el lado más humano de la armada americana y el drama de los soldados que se ven obligados a matar. Serie que, por otro lado, también aparece en cuatro. Rasquemos un poco más: la misma cadena que auspicia a quien parece creerse un intelectual crítico (me refiero a Wyoming) es la que nos atiborra de todas las competiciones deportivas. Fútbol, fútbol y fútbol y más fútbol otra vez, ya que no hay mejor forma de hacer negocio en la televisión. El "pan y circo" del siglo XXI nos lo pone en bandeja la cadena progresista.
No se vayan todavía, aún hay más: el humanismo y la denuncia de Callejeros es por lo visto perfectamente compatible con la chulería y el despotismo de Corso, el poli duro atormentado, o el profundo trabajo de Gonzalo Miró. Por no hablar de que ambas cadenas son clientes de la FOX, otra gran industria americana que pertenece curiosamente a un tal Murdoch, que por lo visto es un magnate americano de los medios de comunicación. Y bastante conservador, por cierto. Quien sabe qué opinará Gabilondo al respecto. La conclusión de todo esto me parece clara: la ideología se vende ante el negocio. La televisión nos come el coco en todos los sentidos y es en sí misma una enorme contradicción: haz lo que yo digo, no lo que yo hago. La ideología se vende al mercado. Una televisión muy íntegra la nuestra. Y coherente.
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