Para empezar, entiendo que el proceso no afectará a la filosofía, sino a su enseñanza. La filosofía y el pensamiento existirían aun cuando no se enseñaran oficialmente en ninguna escuela, algo que ya supo ver Manuel Sacristán en un polémico texto de hace unos años. Pero entrando en el tema, se dice que el proceso de Bolonia supondrá, entre otras cosas, una mayor conexión o incluso dependencia entre la universidad y las empresas. Consecuencia: no parece haber muchas empresas "filosóficas", o "humanísticas". Dicho de otro modo: si no hacen falta estudiantes de humanidades, parece que estas carreras irán languideciendo con el paso del tiempo. Esta conexión provoca los lamentos y las críticas de los humanistas, que consideran que este tipo de reformas atacan directamente las raíces culturales de occidente. Quizás debamos hacernos una pregunta inversa: ¿Es Bolonia la "culpable" del lento apagarse de las disciplinas humanísticas o son estas las responsables, al realizar tareas completamente alejadas de lo que cabría llamar "vida diaria".
No me gusta Bolonia, pero tampoco la academia. Creo que los especialistas contribuyen a la situación que viven y denuncian. La alianza entre empresas y estudios superiores tampoco ha de ser nociva: estoy cansado de oir durante los últimos quince años que la formación universitaria era inútil y no servía para lo que después se iban a encontrar en su trabajo los químicos, ingenieros, arquitectos o informáticos. ¿Por qué entonces llevarnos las manos a la cabeza" La crítica de ofrecer una formación sobreabundante y exagerada ha acompañado a la universidad española de las últimas décadas. Aprendemos demasiado en comparación con lo que luego necesitamos. Siempre me pareció que la Universidad suiza era superior a la nuestra entre otras cosas porque había más contenidos prácticos, incluso en la filosofía, con trabajos expuestos en clase, debates... Acercándonos a la filosofía y Bolonia: no me parece correcto que el master de docencia sea impartido por pedagogos. La consecuencia inevitable: es cierto que los futuros master docentes para filosofía tendrán menos conocimientos que los actuales licenciados. Pero planteemos la pregunta de otra manera: ¿Cuántos de los contenidos "propiamente filosóficos" de la licenciatura son necesarios en la enseñanza secundaria" Quizás Bolonia sea una respuesta al bajón generalizado de contenidos que ha sufrido la enseñanza secundaria y el bachillerato (me temo que no sólo en España, sino en Europa)
¿Cómo afectará entonces a la filosofía" Dependerá fundamentalmente de lo que los filósofos y los profesores de filosofía hagan de esta materia. Me temo que al igual que otras disciplinas de humanidades, nos hemos limitado a parapetarnos detrás de un escudo de cierto abolengo académico: hablamos de pensamiento crítico, de conocimiento de teorías alternativas, de confrontamiento de ideas... igual que los compañeros de otras disciplinas se refieren a "glorias pasadas" para justificarse. La actitud de cómo afecte una ley o toda una sociedad a la filosofía no conducirá muy lejos si no logramos que el gremio filosófico afronte el problema de frente y diga abiertamente qué es lo que puede aportar a la sociedad o al individuo que se acerque a estudiarla. La crítica a las leyes y los planes de estudio debe acompañarse de una autocrítica ausente en muchos ámbitos. ¿Cómo afectará Bolonia a la filosofía" Mi respuesta sería algo así: da igual Bolonia, el problema son los propios filosófos, somos los profesores, es lo que se da en llamar "mundo intelectual" que vive tan vergonzosamente separado de intereses sociales, políticos y económicos.
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