El puzzle de razón y realidad no es fácil de resolver. Con estas piezas se lleva jugando durante siglos. Algunos viejos locos de Grecia alumbraron la idea del "lógos", y les dio por pensar que algo de racional debía haber en el cosmos. Buscaron semillas, equilibrios, regularidades y leyes. La naturaleza se presentaba como el lugar en el que se manifestaba la razón: la realidad era racional. Y nosotros también: esta es la condición de posibilidad del conocimiento humano. Si no asumimos que hay ciertos esquemas racionales comunes al ser humano que conoce y al mundo que es conocido, parece difícil explicar cómo es posible que haya ciencia, que el conocimiento progrese. Racionalidad que algunos han llevado incluso al terreno social: la razón, la palabra y el discurso son específicas del hombre, y desarrolla estas capacidades en compañía de otros. Desde Aristóteles hasta Habermas, la razón del lenguaje nos abre a los demás, nos sitúa ya en un contexto social, ético y político. No sólo la naturaleza es entonces racional: también lo es en cierto grado la sociedad, la organización en común del ser humano.
Paradójicamente es la propia razón la que elabora propuestas alternativas. Ella misma se encarga de explicarse como un producto más de una realidad sin razón, que eternamente juega sometida a leyes azarosas. La naturaleza no es racional, sino un mero resultado inesperado de millones de años de caos. Simple combinatoria: nada más. Al final el orden aparente surge del desorden fundacional, de la irracionalidad más absoluta cocida al lento fuego del tiempo. ¿Qué decir de la sociedad, de la política" Nada hay más hipócrita y miserable. Debajo de la racionalidad aparente del estado, la economía y las normas sociales duerme la barbarie y el instinto. La razón es sólo una excusa, un barniz que damos a las medidas o decisiones que tratamos de imponer sólo desde el poder. No hay razón alguna en la materia, y mucho menos en la sociedad. La vida sin razón es la verdad que se oculta bajo la débil razón que esgrimimos a menudo. Razón en la realidad, realidad sin razón. Hombre racional en mundo irracional. Hombre irracional en mundo racional, que ni siquiera acaba de comprender. Hombre irracional en un mundo sin razón. Simples expresiones para explicar diversos matices de idealismo, realismo, empirismo, racionalismo... Un entretenimiento como cualquier otro. Un simple juego conceptual, ¿o no"
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