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A partir de un debate de CTS
Hablábamos hoy en clase de la contraposición entre la teoría del diseño inteligente y la teoría mecanicista de Jacques Monod. Se abre un abismo entre dos concepciones irreconciliables: aquella que argumenta que la evolución está supervisada por algún tipo de ser supremo frente a la que estima que el azar y la necesidad, como conceptos científicos, son más que suficientes para dar una explicación completa de lo real. Al igual que en otras cuestiones, estamos jugando en un doble plano: el de la ciencia y el de la creencia. Por si todo lo anterior fuera poco, la discusión se enmarca en el tema de la ecología: la preocupación por nuestro entorno y la sensibilidad hacia los problemas ambientales es uno de los rasgos de nuestro tiempo. Hace tan sólo unas décadas, era impensable que hubiera cumbres internacionales sobre el asunto. La toma de conciencia es innegable, y la naturaleza entra a jugar como un elemento más a tener en cuenta dentro de las reflexiones prácticas, sea en el dominio de la ética o de la política. La ecología nos obliga a romper la distinción conceptual entre el ser humano y la naturaleza.

El caso es que cualquier mentalidad científica puede mostrar más simpatías hacia la propuesta de Monod: si puedo explicar el mundo en clave científica, ¿es necesario apelar a algún tipo de ser superior" La navaja de Ockham podría darnos una respuesta inmediata. Si se puede desarrollar una teoría evolutiva en la que Dios no juega ningún papel, ¿qué sentido tiene apelar a seres de cuya existencia no podemos estar seguros" Sin embargo, queremos también fundamentar una ética, unas normas, unos valores. En definitiva, una vida moral. En el terreno personal (felicidad individual), en el social (éticas de la justicia) y, por qué no, en el mundial: parece razonable estar a favor de una teoría ética que incluya a la naturaleza en sus consideraciones y tesis. ¿Es posible conjugar esta preocupación "ética" con la perspectiva científica" Quizás no sea tan sencillo como pensamos. Si la vida es un puro azar, el resultado de mutaciones sometidas a las condiciones del entorno natural, habría qué cuestionarse el sentido de la acción moral. ¿Para qué vivir según unas normas o unos valores si nada tiene sentido" ¿Por qué o para qué esforzarse por el bien"

Se podría decir que este tipo de planteamientos caen en la falacia naturalista, que denunciara Hume en su día: no hay que confundir el plano del ser (puro azar, necesidad, materialismo) con el del deber ser (valores, normas, vida moral). Uno puede asumir el absurdo en el plano del ser, abogando por acordar ciertos valores entre seres humanos, aunque sólo sea por puro interés. La ética de la conveniencia y la utilidad, sin embargo, no soporta tampoco la mirada del crítico: se puede entender la conveniencia y la utilidad de tantas maneras, que actitudes como la destrucción del medio ambiente estarían más que justificadas. Puede que el propio planteamiento de Hume sea falaz: no sólo el ser y el deber ser están relacionados, sino que nuestra concepción del mundo afecta a nuestras convicciones y principios morales. Después de todas estas ideas al final de la clase no tenían muy claro los partidarios de la ciencia cómo es posible conjugar una visión científica del mundo y materialista con una perspectiva ética capaz de ofrecer normas y valores que puedan justificar y fundamentar el comportamiento humano, incluso en el terreno de la ecología. ¿Alguien les puede echar una mano"

Quizás la idea de oponer a la tesis neo-teleológica del Diseño Inteligente (¿es inteligente o confíamos en que lo sea?) al "mecanicismo azar-necesidad" confunda al personal. Realmente la palabra "mecanicismo" oculta el fenómeno de la "emergencia" de las nuevas propiedades (v.g. la conciencia y lo demás)y debemos crear nuevas metáforas - sea, conceptos filosóficos. La ecología, con su concepción holística de la realidad me parece una perspectiva interesante. En general todo el evolucionismo me parece una teoría incitante. Creo que desde ella se concibe cómo el hombre emerge - aunque no había por qué esperar su presencia- desde el fondo de la materia y, por ello, la idea de una ética materialista no me parece desagradable (aunque, falacia naturalista mediante, casi mejor hablar de una "filosofía naturalista"(del hombre) que sirva de apoyo a una ética). NOTA: leo estos días el libro de Oliver Sacks "Musicofilia". Detrás de sus increibles historias clínicas se esconde una cuestión que viene al caso: ¿por qué ha nacido la sensibilidad hacia la música como un rasgo definidor de la cualidad humana? Respecto a la ética, desde el ecologismo(y desde el feminismo) se ha insistido en la necesidad de complementar - ¿oponer? - la ética del pacto y la justicia (basada en la libertad del individuo) con una ética del cuidado y la tutela (basada en la comprensión de los lazos que nos unen "genéticamente" con la vida pasada y futura). Algo así dice también el célebre Jonas en su ética de la responsabilidad. También me parece interesante y no veo sombras de diseños inteligentes. No sé. El tema me desborda y de vez en cuando vuelvo sobre él (cuando mis otras neurosis me dejan meditar más allá de mi). Es una lástima perder las cuatro horas de CTS. Difícilmente lograré introducir estas cuestiones en la clase con la suficiente holgura de tiempo. Queden estas páginas como huellas de qué se yo qué debates. ¡Salud y naturaleza!

¡Saludos! Un mecanicista te diría, supongo, que su modelo sigue siendo válido, y que las emergencias "surgen" por azar. Cuestión de tiempo y paciencia, el generar un universo en el que uno de sus planetas pueda criar algo que con el tiempo (otra vez) y una caña llegue a ser inteligente. Tampoco me desagrada la idea de la ética materialista, pero encuentro el problema de la fundamentación. Señalas la ética del cuidado y la del pacto. La pregunta que planteaba me parece igualmente válida: ¿Por qué tengo que cuidar de los demás o de mí mismo? ¿Por qué asumir la justicia? En definitiva: qué pasa cuando el pacto no me convence, o no siento la más mínima "empatía" o "compasión" como para identificarme con otros humanos o con otros seres vivos. Reconozco que quizás no haya respuesta definitiva, ni desde la ética materialista ni desde ninguna ninguna otra. Pero creo que una ética que parta del valor de ciertas cosas (como la vida) puede aportar algo al respecto: reconocer que los animales merecen cuidado no sólo como recurso o potencial alimento, sino como "fines en sí mismos", si me permites la expresión. Sé las dificultades asociadas con esta propuesta, pero me parece que da más juego en el campo de la justificación moral. Y en cuanto a la CTS, pues qué te voy a contar: ya sabes por dónde ando, y la verdad es que la experiencia es interesante. Se trata de un punto de vista que no cubre la CMC, y que se va a perder. Nadie va a defender su trascendencia e importancia, pero como opción para un alumno de bachiller me parece válida. Eso sí: en mi opinión parte de la responsabilidad es de los profesores. Pero qué le vamos a hacer... ¡Saludos!

Respecto al mecanicismo, modestamente no cuestiono la idea de la "emergencia por combinación de procesos azarosos" sino la palabra ("mecánico", "máquina") que apela a un espíritu reduccionista que me parece insatisfactorio (porque parece que convierte a Shakespeare(su obra) en un proceso fisico-químico - que lo es - y cerraría ahí el análisis - cosa que me provoca risas y náuseas). Respecto a la fundamentación de una ética del cuidado no es preciso (aunque sí posible) acudir a una cosmovisión holística (aunque sea antropocéntrica) que valore a los otros seres como parte de una unidad de destino en lo universal (qué más universal que el universo). Basta aplicar aquel dicho kantiano: "hasta un pueblo de demonios", si es inteligente, valoraría la necesidad de cuidar del incapacitado para un pacto de reciprocidad por una cuestión de supervivencia egoista, vistas las cosas globalmente. El cuidado puede ser útil aunque no suponga reciprocidad uno a uno (hombre- ballena) sino de cada uno con el todo - que exige en su precariedad la presencia de un "sentimiento de cuidado", una preocupación por el otro.... Claro que, me parece, los problemas no desaparecen pues se plantearían casos como el de la exigencia de cuidar del desvalido, del minusválido o del enfermo-vegetal donde la utilidad para el demonio egoista puede ser muy poco inteligible (¡aunque comprenda la utilidad de preservar al lince o a la ballena!) Con lo cual se plantean paradojas insondables que, quizás, derivan del hecho de intentar crear una ética ecológica desde planteamientos antropocéntricos, sea, sin girar copernicanamente hacia un natura-centrismo que ya no podría asentarse en el juicio humano (egoista o fraternal con los humanos) sino en algo "no sé qué" ( quizás un "observador autónomo no afectado por los intereses humanos"). Y así, alguien diría que este tipo se parece mucho a Dios-Gaia-Pachamama pero con capacidad de juicio autónomo y decisión.... y, en fin, la cuestión de la fundamentación de la ética es una cuestión que siempre me ha parecido teológica. Aunque es evidente que hace líneas que he perdido el norte. Salud y Teología!

Jose Antonio Marina, en "Ética para náufragos", trata el tema de una forma muy interesante: sostiene que al fin y al cabo la ética es una cuestión de decisión; los deberes emergen a partir de los derechos que deseamos. Soy profano en el tema, pero creo que la cosa va por lo de los demonios de Kant que comenta luis g.

¡Saludos! El ejemplo kantiano de los demonios me parece un detalle curioso en la filosofía kantiana: no sé si lo interpreto bien, pero me sugiere que Kant está bastante cerca, en ciertas ideas, del utilitarismo. Pero además de un utilitarismo que me parece insuficiente para construir una propuesta ética. La crítica proviene del problema de los bienes públicos: de acuerdo, los demonios acuerdan una ética del cuidado (o la ética que queramos) y se convierte en costumbre. Al generalizarse esta ética, cada demonio, si es racional, puede pensar que le compensa saltarse sus normas, siempre que los demás las cumplan. Vuelve a aparecer la teoría de juegos que alguna vez ha salido por aquí... El ejemplo no es tontorrón, sino real: como empresario, me interesa que todas las empresas cuiden el medio ambiente y no hagan vertidos al río. Si todas lo hacen, no pasará nada por el simple hecho de que yo me salte la norma. En fin, el pérfido razonamiento racional, más cercano a la economía que a la moral. Que conste que no veo más que problemas por todas partes: si consideramos a los seres vivos como "fines en sí mismos", ¿cómo justificar el comerse un filete de ternera? Mis alumnos lo tenían claro: somos animales omnívoros, y está en nuestra naturaleza el comer ternera y cerdo como está en la naturaleza del león el comerse a otros animales. Eso sí, la relación entre la fundamentación de la moral y la teología puede existir, pero no es exclusiva. No está de más soñar de vez en cuando con esa idea ilustrada de encontrar una justificación racional al comportamiento moral. Aunque sea en esa razón repartida y compartida que es la razón comunicativa... ¡Salud!

Me parece completamente lógica la objeción que le pones a una ética que de por hecho que todo es fruto del azar. Si la realidad es arbitrario y ajena a justicias o injusticias ¿por qué empeñarnos en querer ser justos? En todo caso una explicación que recurre al azar no parece mucha explicación. Decir que las mutaciones se producen al azar ¿no es reconocer que no se sabe por qué o para qué se producen? Imaginemos que encontramos una serie numérica a las buscando y buscando no conseguimos encontrarle ninguna lógica, ningún tipo de orden. ¿Cómo podemos saber que es absolutamente aleatoria¿ ¿No es posible que responda a una función matemática que desconocemos? Saludos. Enhora buena por el blog. Eres incansable.

¡Saludos! El tema del azar es muy escurridizo, porque parece que el propio planteamiento de nuestra razón no se lleva bien con el azar. Fíjate, por ejemplo, en el caso de la lotería: no es posible explicar (ni predecir) la combinación de la primitiva. Decimos que es proceso azaroso. ¿Significa eso que no sepamos por qué sale una combinación y no otra? Parece que los factores que influyen son fácilmente enumerables: posición inicial de la bolas, variables físicas de cada una de ellas, rozamiento y fuerzas a las que se ven sometidas. Como explicación, en principio, sí parece convincente. ¿Sería posible extrapolar este tipo de enfoque a la bioquímica? ¿O al ejemplo de la serie numérica que propones? Lo que quiero decir es que quzás tengamos que aceptar el "azar" cuando está instalado en la naturaleza, pero por otro lado mantenemos los esquemas mecánicos a los que se refería Luis más arriba, que quizás no sean los más adecuados para estos procesos. En fin, cuánto misterio alrededor de la ciencia, y con cuanta certeza se presenta a veces ante el gran público ;) Gracias por tus palabras. He visto que acabas de empezar un blog tu también. !Ánimo con él!

El método analítico utilizado por la ciencia sirve para manejar los artefactos o para estudiar la naturaleza como si fuera un mecano. El problema se presenta con los organismos vivos, en los que todo es importante. El modelo cibernético es más adecuado. Así se entiene que la vida crezca y emerjan funciones en el cerebro gracias a la retroalimentación que hiperformaliza el programa genético. Sin embargo, la mente no está precontenida en el cerebro, está sistémicamente interaccionada con el cerebro. Antropológicamente no cabe pues una ética que no cuente con la materia y no cabe una ciencia que no cuente con la ética. El hombre es dual, que no es dualismo.

Filosofía y ciencia van de la mano. Un filósofo no tiene miedo a la ciencia, ni la deja a un lado ; la considera como una de las grandes hazañas del espíritu y además se mueve en ella sin desconfianzas, con dominio, con cierta facilidad. Un ejemplo es considerar la vida como un proceso de retroalimentación que sigue el modelo morfotélico. En términos cibernéticos se entiende bien que existen movimientos (praxis) que dejan huella en el interior. Ejemplo : si corro, voy sólo de un lado a otro. Pero "mirar" es más que correr. Hay más vida en el mirar que en el correr. Si miro, estoy viendo lo que miro. Lo que veo se queda dentro. La vida es un crecimiento de la forma, una hiperformalización. La aparición de la vida puede darse en un cambio azaroso, pero la vida no es azar, sino crecimiento. Azar y crecimiento pueden ir de la mano.

Pienso que debemos tener cuidado al hablar de "certezas". Fácilmente podemos caer en el voluntarismo de Descartes. Aunque muchos crean que Dios no existe, aunque tengan certeza, eso no prueba la no existencia de Dios. Es un dato estadístico.