Pasar al contenido principal
Cerramos el debate del curso con el tema de la financiación educativa
Terminamos hoy con uno de los temas que hemos venido abordando a lo largo del curso: la enseñanza pública y la enseñanza concertada. Es chocante el escaso interés que ha despertado el debate, a juzgar por los comentarios recibidos, si lo contrastamos con la frecuencia con la que este tipo de temas suele aparecer en las conversaciones cotidianas entre docentes. Puede que la blogosfera educativa prefiera mantener la unidad en torno a la experimentación con las nuevas tecnologías antes de entrar en una cuestión que puede (y suele) provocar división. Sea como fuere, quiero traer a colación un último aspecto que a menudo se convierte en argumento en favor o en contra de los conciertos educativos. Pudiera haber sido algún otro tema, desde luego, pero el aspecto financiero del concierto, parece estar de actualidad. Contestemos entonces a la pregunta: ¿Puede interpretarse el concierto como una subcontrata" ¿Verdaderamente es "más barata" la enseñanza concertada" ¿Cómo se mide la eficacia del gasto en educación y su "rentabilidad" o resultado en la sociedad"

Aunque se presente de otra manera, la idea es defendida incluso desde los propios colegios concertados: basta con echar cuentas para que comprobemos que el gasto por alumno es mucho menor en la escuela concertada que en la pública. Se va inlcuso más allá: la escuela concertada es deficitaria y la mejor muestra es que hay colegios concertados que se ven obligados a echar el cierre. Algo de falaz hay en todo esto: si la concertada es más barata, habría que preguntarse si se incluye en esos balances los diferentes conceptos por los que los padres deben pagar (religiosamente o no) en el colegio: actividades deportivas, clases o cursos en horario extraescolar, fundaciones, etc. Las "derramas" educativas mitigan, de alguna forma, la desventaja económica. Y cabría decir más: si un colegio no es rentable, los titulares del mismo han de enjugar esa deuda con alguna otra fuente de ingresos, gestionada quizás desde las coordenadas capitalistas y liberales, tan alejadas del ideario humanista e integrador por el que apuesta, generalmente, este tipo de enseñanza.

Si la enseñanza concertada sale más barata al estado es, principalmente, por las condiciones laborales de su personal docente. No creo que haya mucha disensión al respecto. Y podríamos ir más allá: ¿Cómo se calcula el gasto por alumno" Echar cuentas sobre presupuestos totales es por lo menos cuestionable. ¿Qué lugar dentro de la sociedad ocupan ambos modelos de enseñanza" Si los alumnos que requieren mayor gasto acuden de forma mayoritaria a la enseñanza pública quizás haya que replantear las fórmulas económicas. La presunta posición de "ventaja" y "eficacia" que suele asociarse al modelo concertado se diluye. ¿Acaso se dedica el profesorado de la pública a romper fotocopiadoras, tirar ordenadores por la ventaja y mal gastar los recursos" ¿Existe un complot en el cuerpo de funcionarios para lastrar económicamente al estado" Seamos serios: plantear el tema del concierto educativo en términos económicos es desorientador. Ciertamente: para el pagador, papá estado en este caso, sale más barata. Llevémoslo entonces al extremo: ¿Sería viable una sociedad en la que el modelo concertado (con sus valores, condiciones laborales, dotaciones de recursos humanos y materiales, etc) fuera el único existente" ¿Qué lugar habría en este modelo para alumnos con necesidades educativas, inmigrantes, etc" Variables no cuantificables en millones de euros y a tener en cuenta cuando se comparan, desde un punto de vista económico, ambos modelos.

Lo bueno de mentir siendo obispo es que luego te confiesas y pelillos a la mar. No es cierto que el gasto por alumno sea mucho menor en la escuela concertada que en la pública. Lo que ocurre es que en el gasto de la pública hay que incluir conceptos como el transporte escolar o el sostenimiento de multitud de esculas rurales con un número muy bajo de alumnos y a las que la privada no llega porque no es rentable. El regiones como Castilla y León son gastos muy importantes que los portavoces de la privada ocultan para tergiversar y engañar al personal en nombre del negocio. Del "impuesto revolucionario" que muchos centros concertados cobran mejor no hablar, por que descubriríamos a más de uno/a en pecado mortal.