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Qué hacer si te gusta la filosofía y se acabaron tus clases para siempre

Como cada curso, son miles los alumnos que dejarán de estudiar filosofía. Buena parte de ellos, seguro, con alivio: por motivos bien diversos suele despertar cierto rechazo entre quienes se ven obligados a enfrentarse a esta asignatura. Sin embargo, siempre hay también alguno que termina interesándose por el mundo de las ideas y al que no le van a quedar muchas oportunidades de "filosofar" como se hace en un aula de bachillerato. Por eso tiene sentido recomendar, a quien aún tenga ganas, alguna que otra referencia para seguir estrujándonos la cabeza:

  1. Los cafés filosóficos: dependerá mucho de la localidad en que vivamos, pero poco a poco se van asentando estos encuentros abiertos para todos, en los que se acuerda un tema sobre el que charlas.
  2. Filosofía en podcast: Hay también muchas iniciativas en marcha. Recientemente conocía la existencia del programa Eidos, dentro de radio Oasis Salamanca. Sus podcast filosóficos pueden escucharse on-line. También en Radio enlace se puede escuchar Filosofando en las ondas, programa coordinado por Centro Sofía.
  3. Revistas de divulgación: hasta ahora era un terreno prácticamente inexplorado, pero desde hace algo más de un año, mensualmente llega a los quiscos Filosofía hoy, una revista que interesará a todos los que quieren familiarizarse con la filosofía y sus grandes autores.
  4. Otro lugar de visita casi obligada: la biblioteca. En los tres años que se estudian materias filosóficas entre la secundaria y el bachillerato, todo profesor hace referencia a lecturas imprescindibles, algunas de las cuales se pueden abordar precisamente cuando se van a comenzar los estudios universitarios, con una mayor preparación y capacidad de comprensión de los textos.
  5. Y si aún quedan ganas de estar en contacto con el pensamiento o las otras alternativas nos resultan menos accesibles, siempre nos quedará la red: páginas web, blogs, páginas de redes sociales, ciertas cuentas de Twitter... la oferta es tan grande y tan variada que tratar de glosarla aquí sería una osadía.
Así que no hay excusa para aquellos que pronto terminarán sus pruebas de acceso a la universidad: en cuanto acaben pueden seguir en contacto con la filosofía, Mucho más allá de las clases, y de una forma seguramente más gratificante y placentera.

Y, ¿qué tal el Grado? Tampoco les pasará nada... ;) Vamos, yo he hecho la Licenciatura y todavía no me he muerto (ni siquiera de hambre,,, pero bueno, eso ya se verá... jajaja)

Perdona mi anterior y obvio comentario, pero resulta llamativo que, precisamente, seas tú, un profesor de Filosofía, el mismo que deja absolutamente de lado la opción de recomendarles encaminarse definitivamente hacia la carrera universitaria :| Llamativo, sí... Debería ser la primera opción, dado que asumes pasión por la disciplina por parte de tus alumnos (si no fuese así, ¿para qué iban a pisar una Biblioteca?)

¡Hola Beatriz! Pues tienes toda la razón, pero no estaba dirigido el texto a los alumnos que piensan hacer el grado, sino a los que gustándoles la filosofía van a optar por otros estudios universitarios o de ciclos de graso superior. Esa era la idea... Un saludo: Miguel. P.D: y que conste que el grado es una opción muy saludable y recomendable para los que se inclinen a ello. No deberían escuchar a todos los que, desde fuera, tratan de disuadirle (circunstancia habitual, por el consabido discurso de las salidas profesionales...)