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Uno de los grandes regalos de Internet

Se dice, y algún día los comentaremos por aquí, que los contenidos ya no valen nada en la era de las nuevas tecnologías, y que la consecuencia directa de esto es que ninguna plataforma dedicada a la información (da igual diarios, que radios, televisiones o fundaciones culturales o educativas) pueda cobrar por lo que ofrece. Con todo, no es esta la única consecuencia: que los contenidos no valgan nada trae consigo otro efecto y es un grave deterioro del lenguaje. A las faltas de ortografía y demás historia se le suman unas traducciones, vuelcos o directamente atentados lingüísticos, que le revuelven el estómago a cualquier amante de las palabras. Ahi van cinco ejemplos para abrir fuego, tomados todos del mundo web:

  1. Empoderar: estamos habituados a ver "Powered by..." seguido del gestor de contenidos correspondientes. ¿No es posible encontrar una alternativa"
  2. Postear: incomprensible que se utilice este neoverbo, existiendo otros que pueden servirnos igualmente: ¿o acaso no nos estamos refiriendo a la publicación de contenidos"
  3. Lincar: nunca enlazar una web se convirtió en asunto tan complejo como el día que por primera vez escuché esta palabra. Me hubiera conformado con que fuera sólo aquella vez, pero el asunto se ha venido repitiendo, y no es difícil encontrarla por ahí.
  4. Loguear: ingresar en los diferentes servicios de la web nos obliga a comulgar con estas ruedas de molino lingüísticas. Aunque hay que decir en descargo de las diferentes páginas que en la traducción de la interfaz no utilizan este verbo que sí aparece, maldición, en más de un tutorial.
  5. Embeber: hay que lamentar la hora en que las diferentes páginas web multimedia apostaron por "embed". Nos ha faltado tiempo para calcarlo al español con el desagradable embeber. Lo afortunados que hubiéramos sido si hubieran elegido "insert". Los agudos traductores dirían hoy "insertar" o "incrustar".