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Cinco preceptos morales con los que todo niño debería crecer

Hace ya siglos que se viene buscando un fundamento universal para el comportamiento humano. Una de las metas permanentes de la filosofía: encontrar normas morales de valor universal. Cuánta sesuda y profunda reflexión se ha desarrollado al respecto. Quizás el problema resida en que lo planteamos ya siendo adultos, cuando la moral de cada uno se ha formado y petrificado lo suficiente como para lograr acuerdos, como para impulsar el diálogo, como para estar abiertos a otras formas de entender la vida. Así que hoy, de forma tan experimental como provocativa proponemos un enfoque totalmente lúdico e infantil. Porque quizás lográramos crear una moral universal si nos encargáramos de que todos los niños crezcan con los preceptos del parque. A saber:

  1. Si llevas cinco minutos montado en el columpio y hay más niños esperando, has de bajar para que otros puedan subir.
  2. Un niño de 6 años no debe montar en toboganes o columpios de niños de dos, especialmente si hay cola.
  3. Los niños deben compartir sus juguetes en el parque, dándose cuenta de que es más divertido jugar a la pelota con otros niños en vez quedársela para uno solo.
  4. Los niños mayores no deben pegar, asustar o gritar a los pequeños, ni aprovecharse de su ventaja física. En otras palabras: no seas abusón.
  5. Un parque es un lugar de recreo, ocio y diversión. No se va al parque a competir o a comparar niños, sino a que estos aprendan a convivir entre sí.

A más de un lector se le habrá dibujado una sonrisa. Lo trágico del asunto: hay padres que educan a sus hijos en el incumplimiento sistemático de dos o más normas de las anteriores. Y esto debería ser un asunto filosófico de primera magnitud.