La historia interminable
Los organismos vivientes han existido sobre la Tierra, sin saber nunca porqué, durante más de tres mil millones de años, Antes de que la verdad, al fin, fuese comprendida por uno de ellos. Por un hombre llamado Charles Darwin. (Richard Dawkins, El gen egoísta)
Cuenta Fernando Trueba en su Diccionario de cine que el famoso director francés François Truffaut afirmaba que 'cuando iba al cine y veía a unos personajes construyendo un túnel durante una hora y media y al final de la película el túnel no servía para nada, creía que debían devolverle el precio de la entrada'. Ya que no podemos devolverle lo que ha pagado por el libro, nosotros tampoco queremos dejar al lector con la desagradable impresión de que más de 3.000 millones de años de evolución no han servido para nada, y de que sólo somos una especie cualquiera. Porque además no es cierto.
En su famoso libro, ya comentado, El significado de la evolución, George Gaylord Simpson, después de explicar que la evolución no tiene propósito, se rebela contra la afirmación de que por esa razón el hombre es 'sólo un animal'. De entrada, para él ninguna especie animal es 'sólo un animal', porque todas tienen sus propias singularidades que no comparten con ninguna otra especie. Pero la nuestra es excepcional en muchos aspectos muy importantes. Somos la especie más inteligente, que gracias a su inteligencia (se defina como se defina) ha sido capaz de ocupar todas las tierras del globo y desarrollar una tecnología, para lo bueno y para lo malo, para curar y para matar, pero que en todo caso puede modificar drásticamente su entorno y hasta la biosfera entera.
Eors Szathmáry y John Maynard Smith establecen en la Historia de la Vida una serie de grandes transiciones. Vale la pena echar una ojeada a esos momentos estelares de la evolución para valorar la auténtica dimensión de nuestra aparición en la Biosfera. [...]
Muchas de estas transiciones tienen algunos perfiles comunes que son muy interesantes. En esencia, consisten en que elementos que viven y se reproducen aisladamente pierden parte de su independencia y se unen para formar entidades superiores (y ya no pueden reproducirse solos) […]
Además, varias de estas transiciones se caracterizan también por la especialización y división del trabajo entre los elementos que se han aliado: los distintos genes codifican para diferentes proteínas; los orgánulos celulares tienen diferentes funciones; las diferentes células de un organismo multicelular forman tejidos muy diferenciados; cada casta tiene su propia función en la colonia.
Puesto que no pertenecemos a ninguna especie de insecto social podríamos pensar que lo más importante de la evolución que condujo hasta nosotros estaba ya hecho hace al menos 680 m.a., y que desde entonces no ha ocurrido nada realmente importante. Para Eörs Szathmáry y John Maynard Smith no hay nada más lejos de la verdad. La octava gran transición tuvo lugar hace muy poco tiempo, y consistió en el paso de las sociedades de primates a las sociedades humanas, con la aparición del lenguaje articulado como un sistema único, revolucionario y potentísimo de transmisión de información (que entre otras cosas ha hecho posible escribir este libro con un alfabeto de veintiocho letras). Tanta espera había, después de todo, valido la pena. Aunque en el aspecto genético somos unos primates muy próximos a los chimpancés y un producto de la evolución, constituimos un tipo de organismo radicalmente diferente de todos los demás. Somos los únicos seres que se preguntan por el significado de su propia existencia. Pero no nos dejemos ahora llevar por un exceso de triunfalismo, porque también es cierto que desde los comienzos de las ideas científicas entre los griegos se han hecho muchos esfuerzos por situar a nuestra especie de espaldas a la naturaleza o, peor aún, por encima de ella. De aquí proceden algunos de los grandes problemas que aquejan a la humanidad en el momento presente. Sólo a partir de Darwin se ha comprendido que no somos la especie elegida, sino como dice Robert Foley, una especie única entre otras muchas especies únicas, aunque eso sí, maravillosamente inteligente. (Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez, La especie elegida)
Preguntas para el comentario
- Resume las ideas principales del texto
- Explica la relación entre la frase de Truffaut y la teoría de la evolución.
- A partir del texto, ¿se podría decir que el ser humano es una especie que esté por encima del resto? Justifica tu respuesta, con referencias a frases del texto en las que te apoyas.
- En el texto se describe la “octava transición”: ¿Tiene algo que ver con el proceso de hominización?
- A partir de la lectura del texto, contesta a la siguiente pregunta: ¿Se podría decir que la evolución tiene como finalidad la aparición del ser humano? Explica por qué.
- Busca información en Internet sobre Juan Luis Arsuaga y trata de explicar su concepción del ser humano