Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.Sin duda una de las frases de Marx más citadas. Teoría y praxis estaban directamente relacionadas: la teoría bebe de la realidad, pero también la transforma. No hay teoría sin práctica, y la especulación no tiene valor si no sirve para cambiar esa práctica que estudia o describe. Y quizás un buen ejemplo sea la propia teoría marxista: su crítica fue uno de los elementos que contribuyeron a cambiar el mundo. Dejándonos llevar por estas ideas, da la sensación de que la filosofía es una herramienta poderosa, capaz de cambiar las cosas, una reflexión transformadora de la realidad. Algo que choca frontalmente con la realidad de la filosofía en los últimos años: parece que no tuviera ya utilidad alguna, que el pensamiento actual fuera en otra linea. La filosofía, que hace algo más de un siglo tenía que transformar la realidad, no transforma ya nada, y permanece arrinconada como un trasto viejo e inútil.
Y no se trata de que quiera cuestionar que sólo es útil lo que cambia la realidad, lo que la modifica de un modo directo. Lo que quisiera poner hoy entre interrogantes es el tiempo este en que vivimos y, sobre todo, lo que lo separa de ese otro tiempo, el de Marx, en el que algunos hombres pensaban que el pensamiento crítico y un comportamiento coherente con el mismo podía (y debía) cambiar la realidad. Y aquí la pregunta tiene que ser, necesariamente, doble: o bien ha cambiado mucho el mundo o bien la que no es ya la misma es la propia filosofía, que se siente quizás incapaz de cambiar nada. Que el mundo sea otro es posible, quizás por el triunfo de otras filosofías bien distintas a la marxista (y a otras muchas) como pueden ser el positivismo o un pragmatismo mal entendido. Puede sonar a paradoja, pero quizás sea un mundo donde la economía se ha impuesto, tal y como pensaba Marx, el mismo mundo en el que la filosofía no puede ya transformar nada. Ni siquiera a sí misma.
Pese a todo lo anterior, también es posible encontrar motivos para seguir pensando que la misión de la filosofía puede seguir siendo la transformación del mundo. Y es que, a lo mejor, algo han tenido que ver los filósofos en procesos tan dispares como el logro de derechos sociales (una rama del marxismo estuvo detrás de ello), los derechos humanos o la democratización de las sociedades occidentales. Ninguno de estos logros es, por supuesto, exlusivo de la filosofía, ni tampoco se puede afirmar que de ella sólo deriven efectos beneficiosos (es decir, que sea una transformación positiva si seguimos con la expresión de Marx). Pero sí se puede decir que el ejercicio de reflexión racional y crítico (no siempre plasmado en libros, ni encerrado en aulas, por supuesto) ha cambiado o incluso ha configurado la realidad en la que vivimos. ¿Será entonces que los cambios son imperceptibles en el presente y que la filosofía continúa, sin que seamos conscientes de ello, transformando el mundo" ¿O será que ha quedado ya obsoleta, tanto por los propios filosófos como por la sociedad misma, y que ya no es posible aceptar esa curiosa idea marxista de que la filosofía debe transformar la realidad"
- Comentarios bloqueados