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Betrand Russell. Comentario resuelto (UCyL, junio de 2010)

Propuesta de resolución del texto extraído del prólogo de Los problemas de la filosofía. Examen de Selectividad de las Universidades de Castilla y León de junio de 2010.

Texto para comentar

» Comentario de texto propuesto en el examen de selectividad de las Universidades de Castilla y León de junio de 2010 .

Bertrand Russell: Los problemas de la filosofía, capítulo 15.

'Para resumir nuestro análisis sobre el valor de la filosofía: la filosofía debe ser estudiada, no por las respuestas concretas a los problemas que plantea, puesto que, por lo general, ninguna respuesta precisa puede ser conocida como verdadera, sino más bien por el valor de los problemas mismos; porque estos problemas amplían nuestra concepción de lo posible, enriquecen nuestra imaginación intelectual disminuyen la seguridad dogmática que cierra el espíritu a la investigación; pero, ante todo, porque por la grandeza del Universo que la filosofía contempla, el espíritu se hace a su vez grande, y llega a ser capaz de la unión con el Universo que constituye su supremo bien. '

CUESTIONES:

  1. Exponga el problema que se plantea en el texto, indique las ideas principales y señale la consistencia de sus argumentos y conclusiones. (Valoración 0-2,5 puntos)
  2. Analice y explique el significado de los términos o expresiones subrayados, mostrando su sentido. (Valoración 0-2,5 puntos)
  3. B. Russell: El rechazo del idealismo (Valoración. 0 a 2,5 puntos)
  4. Exponga el contexto histórico de Bertrand Russell y señale las relaciones de semejanza o diferencia de su filosofía con otros autores, corrientes filosóficas o épocas. (Valoración 0-2,5 puntos).

Propuesta de resolución del comentario

La propuesta de resolución es siempre orientativa. Que se entienda sólo como una tentativa de solución, seguramente mejorable. No es difícil imaginar que 50 profesores de filosofía propondrían 50 soluciones distintas (y a saber qué nota recibirían en las pruebas de acceso...). Por eso, lo que ofrecemos aquí es exclusivamente una propuesta de resolución. Se puede utilizar como material de referencia para establecer correcciones (y mejorar la propuesta) o para tener una ligera idea de cómo se podrían contestar las preguntas.

Pregunta 1: idea principal, estructura y coherencia del texto

El problema central del texto es el valor de la filosofía. Para su autor, la filosofía no tiene valor como un cuerpo de conocimiento o un conjunto de verdades universales. Más bien, la propuesta central de Russell es que la filosofía es valiosa en tanto que nos plantea problemas y produce en quien la cultiva una serie de actitudes ante la vida. Los beneficios de la filosofía, según el texto, serán fundamentalmente personales. De esta manera, el texto podría responder a la siguiente pregunta: ¿Dónde reside el valor de la filosofía? La respuesta de Russell es clara: la filosofía vale porque nos enseña a ver el mundo de una manera distinta, transforma nuestra forma de ser y de vivir.

La estructura del texto refleja la intención de Russell de resumir una serie de ideas que ha desarrollado anteriormente. Así, en la primera parte del texto se establece la idea principal: el valor de la filosofía no reside en las respuestas que ofrece, sino en las preguntas que plantea. A continuación Russell extrae algunas de las consecuencias de esta idea: en tanto que la filosofía es fundamentalmente interrogación puede tener para nosotros una serie de efectos beneficiosos: ampliar la concepción de lo posible, enriquece la imaginación intelectual, disminuye el dogmatismo y amplía el espíritu poniéndolo en comunicación con el Universo. De manera esquemática, la estructura del texto podría ser la siguiente:

  1. Idea principal: la filosofía es valiosa por las preguntas que plantea, no por las respuestas
  2. Ideas secundarias que son consecuencia de la anterior:
  • 2.1.-La filosofía nos obliga a concebir más posibilidades que las que habitualmente tenemos en cuenta.
  • 2.2.-La filosofía estimula nuestra imaginación
  • 2.3.-La filosofía evita que seamos dogmáticos y nos creamos en posesión de la verdad
  • 2.4.-La filosofía amplía nuestro espíritu haciéndonos ver el mundo de una manera más amplia y compleja.

Respecto a la consistencia de los argumentos, el texto de Russell es coherente y ofrece diversos argumentos que nos llevan a entender la filosofía más como una actitud ante la vida que como un conjunto de doctrinas o teorías a estudiar en profundidad. Esta dimensión práctica y personal de la filosofía que Russell destaca en su texto puede concretarse en la disposición al diálogo, la conciencia de los límites de la verdad o el cuestionamiento de lo que se nos presenta como una realidad cerrada. En el caso de Russell, se podría hablar no sólo de una coherencia textual, sino también vital: su manera de entender la filosofía le acompañó durante toda su vida, poniendo en práctica precisamente las ideas que sugiere en el texto. Si repasamos algunas de las obras de Russell, como por ejemplo La conquista de la felicidad, vemos cómo el autor inglés tuvo muy en cuenta esta concepción vital de la filosofía, situándose en sintonía con otros muchos autores que han defendido también esta idea.

Pregunta 2: términos subrayados

Los términos a comentar son los siguientes:

  1. Respuestas: con este término Russell se refiere a las diversas teorías filosóficas que se han ido construyendo a lo largo de la historia. Según el autor de Los problemas de la filosofía, tales propuestas no tienen valor por sí mismas, sino en tanto que guardan relación con interrogantes que podemos seguir planteándonos hoy. Así, el interés de las respuestas radica en el posible diálogo entre las mismas, no en que logren contener toda la verdad.
  2. Problemas: se trata de las cuestiones filosóficas, interrogantes que los seres humanos se han planteado desde hace miles de años y que son precisamente lo que Russell valora de la filosofía. De hecho, en el libro del que está extraído el fragmento, aborda dos de los problemas fundamentales de la filosofía: la realidad y el conocimiento.
  3. Seguridad dogmática: esta expresión alude a la creencia de aquellos que creen conocer una verdad absoluta y universal, que no es cuestionable ni se puede dialogar. Se podría relacionar, en cierto modo, con la certeza, un estado subjetivo del conocimiento en el que pensamos que nuestro conocimiento es verdadero, sin ningún tipo de matiz. Esta seguridad dogmática es criticada por Russell en Los problemas de la filosofía, donde asocia el concepto de verdad a cierto grado de probabilidad.
  4. Espíritu: en este contexto ha de entenderse como la conciencia o la subjetividad. Lo que viene a defender Russell es que gracias a la filosofía nuestra manera de pensar y de enfocar la vida se hace más amplia y compleja. En ningún caso ha de darse a esta palabra un sentido religioso: Russell destacó siempre por su defensa del agnosticismo, y no aceptaría la existencia del alma. Por ello el término espíritu debe interpretarse de una manera amplia, como nuestra manera de vivir y pensar. Se podría entender incluso como nuestra actitud ante el mundo y los demás.
  5. Unión con el Universo: con esta expresión Russell pretende subrayar que gracias a la filosofía podemos descubrir la compleja estructura de la realidad, asumiendo la profunda interconexión de todo lo existente. La filosofía nos ayuda a relativizar nuestro lugar en el cosmos, a no creer que somos el centro del mismo, a la vez que pone de manifiesto los elementos en común que tenemos con otros seres humanos, con otros seres vivos o incluso con todo el Universo del que formamos parte.

Pregunta 3: Tema a desarrollar (Crítica del idealismo en Russell)

La teoría del conocimiento de Russell es un buen ejemplo de la crítica como actitud filosófica que el filósofo inglés mantuvo en todas sus obras. No se trata, ni mucho menos, de una pose intelectual: al poco de terminar sus estudios universitarios el idealismo de Bradley era la corriente dominante en Gran Bretaña, y es la corriente en la que fue formado el propio Russell en la universidad. Sin embargo, el autor de Los problemas de la filosofía se va distanciando de este idealismo, desarrollando un planteamiento alternativo junto al filósofo E. G. Moore. Para comprender la crítica de Russell hemos de concretar bien qué significa idealismo en su contexto: se trata de la teoría del conocimiento que, prolongando el giro hacia la subjetividad iniciado en la modernidad, asume que el mundo exterior es de una forma u otra mental, es decir, depende del sujeto de conocimiento.

La crítica al idealismo que plantea Russell en Los problemas de la filosofía recurre precisamente a una distinción moderna: el acto y el objeto del conocimiento. Por poner un ejemplo, Descartes distinguía en su filosofía la cogitatio (actividad de pensar) y el cogitatum (contenido u objeto del pensamiento). Si extendemos ambos conceptos al terreno del conocimiento podemos entender la crítica que plantea Russell: podemos admitir que el acto de conocer requiere necesariamente de la implicación activa del sujeto. Sin embargo, el objeto conocido es la mayor parte de las veces externo al sujeto e independiente del mismo: la realidad no se puede conocer “a la voluntad” del sujeto y funciona según sus propias reglas. La presencia del sujeto en el proceso de conocimiento no puede llevarnos a absolutizar su posición dentro del mismo. Para Russell, la clave explicativa del conocimiento no puede identificarse con el sujeto ni tampoco con el objeto: sólo cuando se da una relación entre ambos se puede hablar de conocimiento. Si nuestra capacidad de conocer no se pone en contacto con un objeto de conocimiento permanece inutilizada. El conocer humano se refiere siempre a algo, es intencional, y este algo es la mayor parte de las veces externo. Enfatizando el papel del sujeto de conocimiento, el idealismo subjetiviza el conocimiento haciéndolo prácticamente imposible: ¿Cómo es posible hablar de conocimiento si cada uno puede tener el suyo propio? ¿existiría entonces una verdad compartida?

Tal y como explica en Los problemas de la filosofía, Russell entiende que el conocimiento humano se divide en dos grandes grupos:

  1. Conocimiento directo: excluye cualquier tipo de mediación de ningún tipo. Se trata por tanto de un conocimiento inmediato del objeto por parte del sujeto, sin necesidad de apelar a razonamientos, argumentaciones lógicas o ideas abstractas. A esta clase pertenecería el conocimiento de los sentidos, pero también el de algunas ideas abstractas o universales.
  2. Conocimiento por referencia: es el que construimos a partir del conocimiento directo, sea aplicando nuestro razonamiento, argumentando, generalizando una experiencia empírica, etc.

El idealismo es inaceptable como propuesta teórica ya que no sirve para comprender el conocimiento directo ni tampoco el conocimiento por referencia. Vayamos por partes: si el conocimiento directo se concreta, por ejemplo, en los datos de los sentidos, necesitaremos un mundo exterior, una realidad que nos envíe esos datos. Lo mismo cabe decir respecto a los universales que según Russell conocemos de un modo directo: sólo llegamos a ellos a través de la experiencia de un mundo exterior. El sujeto solo no basta: es el mundo exterior el que está ordenado de una manera determinada que se me impone y que no puedo modificar a mi voluntad o “conocer” según mis necesidades o intereses. Por su parte, el conocimiento por referencia se refiere siempre al directo, por lo que poco podrá aportarnos el idealismo si queremos explicarlo de un modo completo. La validez de este conocimiento descansa, en último término, en una realidad ajena a mí gracias a la cual puedo contrastar lo que se me presenta como verdad.

En definitiva, cabe decir que el mejor resumen de la crítica russelliana al idealismo la podemos encontrar en su concepción de la verdad. En opinión de Russell, la verdad es una propiedad de las creencias que se da sólo cuando el hecho que es objeto de la creencia ocurre en la realidad. Así, la realidad es la piedra de toque de la verdad: el filósofo idealista puede creer lo que le venga en gana, pero su creencia no podrá nunca ser considerada como verdadera si no es confirmada por la realidad, que es independiente del sujeto que alberga la creencia.

Esta versión del adecuacionismo nos aleja de la subjetividad moderna y de cualquier clase de idealismo: si la verdad es correspondencia entre lo que creemos y la realidad no podemos afirmar que lo mental o lo subjetivo son el ingrediente fundamental del conocimiento humano. La realidad es la fuente de la verdad y de las palabras: el atomismo lógico de Russell es también incompatible con el idealismo, en tanto que los “átomos del lenguaje” han de poder confirmarse a través del conocimiento, sea éste directo o por referencia.

Pregunta 4: contextualización y comparación entre autores

El contexto histórico y filosófico de Russell requeriría una larga exposición debido a la longevidad e intensidad de la vida del autor británico. Simplemente a modo de aproximación: a comienzos del siglo XX ya destacaba como profesor universitario en Londres, vivió las dos guerras mundiales, conoció de primera mano la implantación del comunismo en Rusia, visitó China en los años 20, impartió clases en E.E.U.U., recibió el premio Nobel de literatura y en numerosas ocasiones se enfrentó a autoridades políticas y religiosas de su tiempo, siendo encarcelado en dos ocasiones, la segunda de ellas por manifestarse públicamente en contra de la carrera armamentística nuclear. Esta causa fue la que centró todos sus esfuerzos en la última etapa de su vida, creando varias fundaciones y logrando involucrar en la causa a algunos de los científicos más prestigiosos del mundo como Einstein.

Esta riqueza que caracterizó la vida de Russell se deja notar también en su filosofía. Se podría decir sin miedo a equivocarse que afrontó todos los temas filosóficos de su tiempo. Su interés por la ciencia, la matemática y la lógica queda bien reflejado en Principia Mathematica, obra extensísima que escribió en colaboración con A.W. Whitehead. Russell siempre fue un convencido defensor del conocimiento científico, y así lo confirman también sus trabajos en filosofía del lenguaje, compartiendo reflexiones con Wittgenstein y adelantándose en cierto modo a algunos de los presupuestos teóricos de la filosofía analítica que tanto progresaría a comienzos del siglo XX. Así, Russell prolongaba en la teoría del lenguaje el empirismo que defendió en el terreno del conocimiento, dando lugar al atomismo lógico. Como decíamos, sus preocupaciones filosóficas no se agotan con la ciencia. Por el contrario, Russell se interesó por campos tan diversos como la teoría política, la ética, la educación, sociología… Sus obras divulgativas complementan los títulos más especializados: toda su tarea intelectual y filosófica ha convertido a Bertrand Russell en uno de los referentes filosóficos y morales del siglo XX.

Como hemos venido remarcando a lo largo de todo el comentario, la filosofía de Russell defiende claramente tesis empiristas. Sin embargo, también hemos dicho que es un empirismo complejo y ampliado por lo que comprar a Russell con David Hume puede resultar muy útil para situar lo más ajustadamente posible el pensamiento de Russell. Así, podemos encontrar parecidos entre ambos, como son los siguientes:

  1. Los sentidos como la fuente de validez del conocimiento: de la misma forma que Russell propone fundamentar el conocimiento por referencia en el conocimiento directo, para Hume sólo son válidas aquellas ideas que provienen directamente de una impresión. Ciertamente, Russell entiende que el conocimiento directo va más allá de los sentidos, lo que hasta cierto punto le diferencia de Hume. Sin embargo sí cabría establecer el paralelismo de que en ambos autores el conocimiento ha de partir siempre de datos contrastables, lo que implica una visión empirista del mismo.
  2. La crítica de los conceptos abstractos: una consecuencia de lo que acabamos de comentar es que ambos autores entenderán que los conceptos abstractos deben ser utilizados con sumo cuidado, sometiéndoles a una crítica permanente. De lo contrario, corremos el peligro de estar hablando con conceptos vacíos, sin referencia alguna. La filosofía es esencialmente crítica de conceptos y términos, tal y como se desprende tanto de la teoría de Hume como del atomismo lógico de Russell.
  3. La inducción como problema filosófico: la crítica al razonamiento inductivo que lanzara Hume en el siglo XVIII pervive en la filosofía de Russell, que no sólo acepta el planteamiento de Hume, sino que los respalda. Así, en Los problemas de la filosofía, Russell admite que toda verdad ha de ser entendida como probable, alejándonos de cualquier tipo de certeza absoluta o de verdad incondicionada, aceptando así en cierto modo la crítica de Hume a la inducción.

Sin embargo, el empirismo de Russell dista mucho de abandonarnos en el escepticismo o en el subjetivismo, como ocurre con el de Hume. Por ello es posible encontrar diferencias entre ambos, como por ejemplo los siguientes:

  1. La existencia de la verdad: decíamos un poco más arriba que Russell renuncia a cualquier clase de certeza en tanto que acepta el planteamiento de Hume respecto al razonamiento inductivo. Sin embargo, Russell sí que admite la existencia de la verdad: aunque se trate de una verdad limitada y siempre probable, sometida a revisión, no deja de ser el mejor conocimiento del que disponemos, por lo que aún admitiendo que la inducción no es válida como razonamiento hemos de dar valor a este conocimiento probable fundamentado en la experiencia.
  2. El rechazo del idealismo: toda la crítica que hemos expuesto en la pregunta anterior levanta una gran distancia entre Hume y Russell. Para el primero, el mundo como tal no tendría consistencia: podemos estar seguros de que tenemos percepciones, pero no de que provengan de un mundo exterior. Como ya hemos presentado antes, Russell critica este idealismo: tiene que existir necesariamente un mundo exterior, pues de lo contrario no podría percibir absolutamente nada. El idealismo de los modernos, que en Hume se concreta en subjetivismo, es ampliamente criticado por Russell.
  3. Los universales y los principios lógicos: Hume negaba la existencia de los conceptos universales que entendía como abstracciones vacías de la mente carentes de referencia. Russell, por su parte, entiende que los universales, fundamentados en el conocimiento directo, son indispensables para el conocimiento humano. Existen relaciones y cualidades que se expresan en forma de universales y que tienen un referente real en conocimiento directo y particular. Por otro lado, los principios lógicos encuentran su origen en la realidad que en cierta manera, funciona de una manera lógica. Hume, por su parte, los entendería como leyes del pensamiento, pero nunca como principios que formen parte de la realidad.