Karl Marx (VI-2007)
Texto para comentar
» Comentario de texto propuesto en el examen de selectividad de las Universidades de Castilla y León de junio de 2007. Vea también los apuntes sobre este autor.
Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política, Prólogo
[...] Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso, en la formación económica de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; [...]
CUESTIONES:
- Explique el sentido del texto y analice los términos subrayados (Valoración 0-4 puntos).
- Teoría de la historia en Marx (Valoración 0-4 puntos).
- Teniendo en cuenta la pregunta anterior, relacione a Marx con algún otro autor o corriente de pensamiento, señalando aproximaciones o diferencias (Valoración 0-2 puntos).
Propuesta de resolución del comentario
La propuesta de resolución es siempre orientativa. Que se entienda sólo como una tentativa de solución, seguramente mejorable. No es difícil imaginar que 50 profesores de filosofía propondrían 50 soluciones distintas (y a saber qué nota recibirían en las pruebas de acceso...). Por eso, lo que ofrecemos aquí es exclusivamente una propuesta de resolución. Se puede utilizar como material de referencia para establecer correcciones (y mejorar la propuesta) o para tener una ligera idea de cómo se podrían contestar las preguntas.
Pregunta 1: Contextualización y términos
El fragmento propuesto pertenece al filósofo alemán Karl Marx, uno de los máximos impulsores del pensamiento obrero e iniciador de toda una corriente de pensamiento que ha traspasado las fronteras de la propia filosofía, incluyendo reflexiones sobre política y economía. El pensamiento socialista y comunista encuentra su origen en Marx, cuya vida estuvo marcada por el compromiso y la implicación en la defensa del proletariado, lo que tendría en diversas ocasiones consecuencias importantes para su propia vida (cambios de residencia, censuras, prohibiciones). Su filosofía aspiró a transformar la realidad, por lo que pretende superar el marco puramente teórico, de manera que la economía y la política, como se ha señalado, ocuparan un lugar central dentro del pensamiento. Como resultado de todo esto, Marx construirá el materialismo histórico, una teoría ambiciosa que pretende explicar el funcionamiento de la sociedad y de la propia historia, con una fuerte carga crítica que propone, frente a la explotación económica del ser humano, una liberación del mismo.
En cuanto a la obra, la Contribución a la crítica de la economía política presenta algunas de las ideas centrales del materialismo histórico. El tema central de la obra es una crítica al capitalismo como modo de producción que genera explotación del ser humano. Se trata de una obra en la que continúan apareciendo, por tanto, algunos de los temas más importantes de El capital, la gran obra de Marx. Tan sólo en el prólogo de la Contribución (al que pertenece el fragmento) aparecen ideas tan importantes para el pensamiento marxista como la estructura dialéctica de la historia, un análisis económico de la sociedad y otro de los pilares del marxismo, como es la afirmación de que las condiciones materiales de vida condicionan nuestro ser social. Todo ello hace de la Contribución un excelente resumen de las ideas marxistas.
En cuanto al texto en cuestión, su tema central es la dinámica de la historia. Lo que está defendiendo Marx en este fragmento es que ninguna sociedad desaparece antes de haber desarrollado sus contradicciones al máximo. Esta es la lógica de la historia: sólo cuando la oposición de clases es insuperable y radical se está preparando la llegada de un nuevo modo de producción. De esta forma, el texto podría contestar a la siguiente pregunta: ¿Cuál es el mecanismo que genera el cambio social y la evolución de la historia? La respuesta marxista es bien clara: la oposición, la lucha de clases. Esta es la que está en el origen de la evolución de la historia, en la que Marx señala varias etapas distintas, como son el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués.
Una vez explicado el sentido del texto, analizaremos el significado de los términos subrayados:
- Fuerzas productivas: es el trabajo unido a los medios de producción. Se trata de todas las fuerzas sociales y materiales involucradas en el proceso de producción: el capital de un lado (materializado en los medios de producción) y el ser humano por otro (expresado en el trabajo). La importancia que se otorgue a uno u otro elemento configura de un modo decisivo el modo de producción.
- Relaciones de producción: se trata de las relaciones que se establecen entre los seres humanos en tanto que están afectadas por el modo de producción. Así, el lugar que ocupa el proletario dentro del proceso productivo condiciona su relación (tanto laboral, como económica y social) con el burgués, y viceversa.
- Humanidad: es el conjunto de seres humanos, el sujeto de una historia movida no por ideales o por logros culturales, sino por las diversas formas que se han dado a lo largo del tiempo de organizar la producción. La humanidad se encuentra sometida a la dialéctica de la historia, por lo que su progreso está condicionado a la sucesión de diferentes modos de producción.
- Épocas de progreso: son los tiempos de cambio social en los que un modo de producción sustituye y supera a uno anterior. Así, tomando como referencia los ejemplos que el propio Marx propone en el texto, el modo de producción antiguo implicaría un progreso (económico, social y cultural) respecto al asiático, y así hasta llegar al capitalismo (moderno-burgués) que sería la etapa previa a la sociedad comunista que Marx propone.
- Forma antagónica: contradicción esencial que existe en la base de la sociedad o su infraestructura. Para Marx será esta contradicción la que provocará el fin del capitalismo, ya que mientras que el proletariado aporta el trabajo indispensable para la producción, no se ve favorecido en el reparto de la plusvalía, y sufre además un sistema de producción que genera la alienación del ser humano.
Pregunta 2: Desarrollo
Para explicar la teoría de la historia en Marx, nos centraremos en las siguientes ideas:
- El esquema dialéctico
- La contradicción material como motor de la historia.
- El modo de producción capitalista: dinámica interna
- La lógica de la historia y su desenlace final.
En primer lugar, hay que destacar que Marx mantiene el esquema dialéctico como clave interpretativa de la realidad y de la historia, tal y como había propuesto Hegel antes que él. De manera que la concepción marxista de la historia afirmaría la posibilidad de explicar el acontecer de los asuntos humanos desde los conceptos de tesis, antítesis y síntesis. Así, la historia podría dividirse en diferentes etapas en las que cada una de ellas supera algunas de las contradicciones de la anterior y a la vez conserva rasgos de la misma. La clave del esquema dialéctico es, a este respecto, el movimiento ordenado, el cambio organizado. Por un lado, la historia humana estaría sometida a fuerzas internas que son responsables de la transformación, de la evolución y el progreso de la sociedad. Por otro lado, estos cambios no son azarosos, o no se limitan a repetir lo anterior. Hay un sentido de la historia, un télos interno que viene a realizarse por la sucesión de “presentes” que niegan y superan los pasados a los que se enfrentan.
Sin embargo, hay una diferencia muy importante que alejan a Marx de la dialéctica hegeliana (influenciada, a su vez, por algunas de las tesis de Kant sobre la historia): el motor de la historia no es la idea, sino la materia. Entendiendo esto, por supuesto, de una forma no puramente física o química: son las condiciones materiales en las que vive el ser humano lo que determina la historia y la evolución de la misma. Lo que el ser humano piensa, sueña o planifica no es más que el producto del lugar que éste ocupa dentro del proceso productivo. Esta visión materialista pretende ser una de las claves a partir de las que surge toda la crítica marxista al capitalismo. La economía, y no las ideas, es lo que puede ayudarnos a entender la historia, sus cambios y la formación de nuevas formas de producir. Toda transformación histórica se explicaría, desde el punto de vista marxista, a partir de la oposición entre dos clases sociales inmersas en el proceso productivo: amo/esclavo, señor feudal/siervo, burgués/proletario. Pertenecer a una de estas clases sociales o a otra determina nuestra vida y también nuestra forma de pensamiento.
Esta inversión de la dialéctica hegeliana se resume en una tesis bien conocida: la lucha de clases es el motor de la historia. El antagonismo existente entre diversas clases sociales es lo que promueve el cambio social y alumbra nuevos tiempos en la historia, que sería concebida como la sucesión de los diferentes modos de producción. La mejoría en las condiciones materiales de vida de una clase social se realiza a expensas de otra, y en este enfrentamiento o conflicto de intereses reside el origen de la transformación de la sociedad. Este es el funcionamiento de la historia: cuando la contradicción se ha radicalizado se convierte en algo completamente insostenible. Surgen las protestas, los levantamientos, las reivindicaciones y, antes o después, se abrirá espacio a un nuevo modo de producción. Por ello, el cambio social requiere, paradójicamente, que la explotación económica del hombre por el hombre aumente, hasta que ya no se pueda mantener y dé paso a una nueva forma de producción.
Estas ideas esenciales son aplicadas por Marx al modo de producción de su tiempo, es decir, al capitalismo. Como su propio nombre indica, esta organización de la producción se caracteriza por valorar más el capital que al propio ser humano. El capital puede dominarlo todo, puede “comprarlo” todo: es posible comprar material primas, máquinas para transformarlas e incluso el tiempo y el esfuerzo de seres humanos para que las utilicen. El fundamento del sistema producción capitalista no es otro que el capital, para el cual no existen barreras o limitaciones. Como consecuencia de esto, la sociedad queda dividida en dos clases: los proletarios (mano de obra asalariada, capitalizada) y los burgueses (los dueños del capital). Una clase representa la negación de la otra.
Llegados a este punto, conviene concretar el análisis marxista del modo de producción capitalista. En su base económica, encontramos una infraestructura integrada por 3 factores:
- Fuerza productiva: es la suma del trabajo aportado por los proletarios y los medios de producción, que la mayoría de las veces pertenecen a los burgueses. Desde el comienzo de los tiempos, la técnica ha sido uno de los elementos transformadores de la naturaleza. En el caso del capitalismo, se ha logrado un alto desarrollo industrial que permite la mecanización del trabajo, pero que no logra emanciparse por completo de la intervención del ser humano, de manera que el trabajo sigue siendo imprescindible.
- Relaciones de producción: son las relaciones establecidas dentro del proceso productivo. Condicionan el resto de la vida social y cultural, y fluyen en dos direcciones: entre el proletariado y el burgués y dentro del propio proletariado. La explotación económica del proletariado se refleja en la sociedad en la separación de esta clase social respecto a la burguesía. Igualmente, entre los propios proletarios surgen a menudo conflictos que tratan de atenuar la creación de una fuerte conciencia de clase, como podría ser, por ejemplo, la competitividad. Por el puesto que ocupa en el modo de producción, el proletariado está obligado a competir con el proletariado, mientras es explotado por la burguesía.
- Relaciones de propiedad: son las relaciones que se establecen con la naturaleza, los medios de producción y el propio ser humano. En el capitalismo, como se ha señalado antes, el capital está por encima de cualquiera de estos factores, de manera que puede imponerse sobre ellos. Se puede “comprar” materia prima (lo que equivale a comprar lo que originariamente, en un estado comunista inicial, pertenecería a todos), máquinas para producir y también trabajo.
En esta infraestructura se produce una contradicción de vital importancia a causa de la plusvalía. Esta es el valor que en el mercado de bienes se le añade a los productos respecto a su coste de producción, es decir, determina el beneficio que va a lograr una empresa o una línea de producción concreta. Pues bien, pese a que los proletarios aportan la mitad de los elementos necesarios para producir toda la plusvalía va a parar a manos de los burgueses. Esta contradicción radical genera explotación y miseria y condena al proletariado a vivir sometido a la burguesía. Si no se le permite participar de la plusvalía el proletario jamás tendrá la oportunidad de mejorar su posición en la sociedad, y más aún si tenemos en cuenta que la plusvalía de su propio trabajo debe pagarla en el mercado de bienes.
A partir de la contradicción que se acaba de describir y de la infraestructura que la soporta surge una superestructura, es decir, un conjunto de leyes, representaciones culturales y formas políticas que sirven a una doble función: por un lado legitiman la contradicción justificándola y, por otro lado, sirve para esconder ese enfrentamiento que trata de justiciar. Desde la perspectiva marxista, el sistema político (independientemente de en qué forma de gobierno se materialice) y el sistema jurídico sirven a los intereses de los que más tienen, y contribuyen así a perpetuar la explotación. La política es una actividad privilegiada, reservada a unos pocos, que son también los expertos en leyes, encargados por tanto de respaldar un orden social que les favorece. De la misma forma, los productos culturales tratan de entretener o anestesiar la conciencia del proletariado: todo lo que no les obligue a afrontar sus problemas y tomar conciencia de su situación será favorecido por la infraestructura: el consuelo de la religión o la distracción cultural cumplen, desde la óptica marxista, con esta función social.
¿Cómo funciona entonces el capitalismo? La infraestructura y la superestructura se alimentan mutuamente. La infraestructura crea y sostiene una superestructura que contribuye a su fortalecimiento: las relaciones circulares entre ambas se van afianzando con el paso del tiempo. Sin embargo, Marx está convencido de que la contradicción existente en la base terminará manifestándose de un modo clamoroso, y que en un breve periodo de tiempo llegará una fase de revolución social. En este sentido, la penosa e inhumana situación del proletariado es, paradójicamente, una de las condiciones de la revolución social: cuanto mayor sea el grado de explotación, cuanto mayor sea la contradicción de la base, más cerca se estará del colapso del capitalismo. El trabajo revolucionario debe dirigirse sobre todo hacia la infraestructura: son las relaciones de producción las que deben ser modificadas. Pero sin perder de vista tampoco la infraestructura: es necesario que el proletariado vaya tomando conciencia de una forma progresiva de la situación de opresión en que vive, y de que los intereses compartidos que le unen al resto de proletarios.
¿Hacia dónde se dirige entonces la historia? ¿Cuál es su lógica interna? Para Marx el capitalismo es el último modo de producción antagónico, la última formación social fundada en la contradicción y el enfrentamiento de clases sociales. Cuando la explotación se agudice, afirma Marx, se producirá una revolución proletaria, que tendrá lugar en una sociedad industrializada y se irá extendiendo paulatinamente al resto de sociedades. Tras un intervalo en el que se instaurará la dictadura del proletariado, esta dará paso a una sociedad comunista, en la que se abolirá la propiedad privada (raíz de la desigualdad entre los hombres), se colectivizarán los medios de producción y se organizará un sistema político asambleario basado en la autogestión de los recursos. En definitiva, se llegará a una sociedad sin clases sociales: la lógica de la historia, construida sobre la contradicción y el enfrentamiento, conducirá a una situación de justicia e igualdad, en la que el hombre esté por encima del capital.
Pregunta 3: Comparación entre autores
Puesto que hemos desarrollado el tema de la teoría de la historia, nos centraremos en el mismo para establecer la comparación con otros autores. Por la afinidad de temática, cabría establecer parecidos y diferencias con Kant. Comencemos con las ideas comunes:
- Para ambos la historia tiene una estructura dialéctica. Kant no llega a formular los términos de tesis, antítesis y síntesis (que sí aparecen en Hegel y posteriormente en Marx), pero sí que defiende, al igual que Marx, que la historia sufre aparentes retrocesos que pueden tener un sentido que desde el presente no es fácil de determinar. La historia, tal y como Kant la concibe, es también dinámica, y los movimientos históricos podrían explicarse dialécticamente.
- En ambos autores aparece también una valoración positiva del conflicto. Esto ha quedado suficientemente claro en nuestra exposición de Marx, y aparece también en Idea de una historia universal con propósito cosmopolita, donde Marx afirma que el antagonismo, presente ya en la misma naturaleza humana (que es insociable sociabilidad) es el mecanismo del que se sirve la naturaleza para el progreso de los asuntos humanos.
- Finalmente, ambos autores entienden que la historia tiene una finalidad. Esta teleología de la historia les separa, por ejemplo, de Nietzsche, para el que el tiempo (tanto el cosmológico como el histórico) viene definido por el eterno retorno. Frente a estos, tanto Kant como Marx afirmarán que la historia se dirige hacia un fin, aunque esto no siempre sea directamente observable desde el presente en el que nos encontramos.
Junto a estos parecidos, existen también diferencias importantes en la teoría de la historia de Kant y Marx:
- Una diferencia esencial reside en su concepción de la historia: para Marx sería el desarrollo de la materia (o de las condiciones materiales de vida), mientras que para Kant la historia es el desenvolverse a través del tiempo de los ideales ilustrados, como la libertad, la autonomía y la emancipación. Esta visión idealista contrasta de un modo muy claro con el materialismo histórico de Marx, desde el que la concepción kantiana podría ser calificada de ideológica.
- El fin de la historia es distinto para ambos: la sociedad sin clases sociales de la que nos habla Marx no es lo mismo que esa gran unión cosmopolita de pueblos que describe Kant en su obra. El enfoque político e ilustrado de Kant choca con el protagonismo que el materialismo histórico de Marx le concede a la economía.
- Tanto la concepción del ser humano como de la cultura en que vive son bien distintas para ambos pensadores. En el caso kantiano, el hombre es esencialmente razón, y éste es el atributo que le diferencia de los animales, liberándolo del instinto y la necesidad. La cultura representa, por tanto, una oportunidad de liberación, sería el auténtico camino de desarrollo de la razón, la mayor de las oportunidades humanas. Por el contrario, la esencia del ser humano es, para Marx, el trabajo y la actividad. El hombre transforma la naturaleza en el desarrollo de su esencia. En cuanto a la cultura, es interpretada con desconfianza, pues a menudo puede asumir una función ideológica que contribuya a mantener la contradicción de base de la infraestructura.
A modo de conclusión, cabría destacar la importancia del pensamiento marxista en todo el siglo XX. No ya sólo porque haya habido diversas escuelas de inspiración marxista (desde la Teoría crítica de la Escuela de Frankfurt hasta el existencialismo francés), sino por los diversos progresos reales que los movimientos reivindicativos lograron a lo largo del siglo XX. A este respecto, cabría interpretar el actual estado del bienestar como el resultado de la interacción entre el capitalismo y los diversos movimientos obreros. No obstante, también hay que ser consciente de los errores del marxismo: si bien su análisis económico de la sociedad sigue siendo citado, sus previsiones respecto a la realización de una revolución en una sociedad industrial, y su propuesta de una sociedad comunista sin clases sociales se han visto refutados por la experiencia histórica. Todo ello no nos obliga a pensar, como han sugerido algunos, que el marxismo haya muerto. El desarrollo económico y social de las sociedades occidentales nos obligan a dirigir la mirada hacia un orden mundial, en el que la globalización y los procesos de deslocalización nos muestran cómo en algunos casos el capital sigue estando por encima del ser humano. Muchos de los movimientos antiglobalización y los críticos del capitalismo y el neoliberalismo utilizan los conceptos marxistas como herramientas indispensables.